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CUBA CONTEMPORÁNEA
vuelto a juntarse en la patria libre—, siquiera el núcleo, el cuadro
de ese partido; ni podamos por consiguiente empezar a estudiar
las reformas que debiéramos pedir desde la primera legislatura
ordinaria. Porque repito que, si hemos de tardar en imponer
nuestro ideal de sociedad definitiva, bien podemos entre tanto ir
obteniendo leyes que endulcen algo la acerba vida del trabajador
manual. Pero esas leyes no se nos darán si no las pedimos nos
otros, y como tales cosas deben pedirse : por medio de proposiciones
serias y meditadas, fruto concreto de un vasto estudio preliminar
de cada caso, y en las cuales haya tanta justicia como ciencia,
porque no será la pomposa declamación sino el razonamiento es
tricto lo que convenza al legislador. Esas investigaciones y el
uso que se haga de las conclusiones a que lleven, serán la obra
continua e inmediatamente provechosa del partido, que agrupará
a sus adeptos en gremios por oficios y a cada gremio le exigirá
el estudio completo de su situación especial y la exposición téc
nica, minuciosa y razonada de sus necesidades más urgentes. El
partido entonces, o cuando lo juzgue oportuno, y en la forma con
veniente, producirá la queja y solicitará el remedio, por la voz de
sus representantes en las Cámaras. Porque el obrero debe en todas
ocasiones poner su derecho al amparo de la ley. Bien sé que al
gunos males desaparecerían por acuerdo privado entre obreros y
patronos; pero acuerdos de ese género, faltos de las condiciones
de generalidad y permanencia, no darían seguridad verdadera ni
tranquilidad al trabajador. Los pasos que el infeliz dé en la
senda de su mejoramiento, han de ser de adelanto definitivo.
Y lamento que tardemos en organizamos de algún modo—
aunque fuese en forma de clubs, que servirían luego de núcleos
al partido—porque esa tarea de reclamaciones parciales será muy
ardua y delicada, y tropezaremos con materias que requieran largo
y hondo estudio, que es lástima no podamos ir haciendo desde
ahora, pues si bien hay medidas de carácter general y de tal índole
que fuera fácil formularlas de momento—la imposición, por ejem
plo, de la higiene en nuestras minas, manufacturas y talleres, la
asistencia en casos de enfermedad y la pensión de retiro por
causa de vejez—■, hay otras, en cambio, de naturaleza especialí-
sima, que han de ser objeto de apreciaciones distintas según el
caso, y que nos obligarán por tanto a emprender un estudio téc-