Full text: T. 27.1921,108 (19210027108)

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CUBA CONTEMPORÁNEA 
lismo catalán (más radical y particularista, aún, que el Catala 
nismo de Almirall). Y que no se contradicen las aspiraciones ca 
talanas con los principios federalistas, lo demostró Pi y Margall en 
muchas ocasiones, justificando las demandas autonómicas de los 
Diputados y de las fuerzas vivas de Cataluña. 
Especialmente después de su último viaje, para presidir los 
Juegos Florales de Barcelona, el mismo año de su llorada muerte, 
en artículo titulado Los Catalanistas y los Federales, publicado el 
15 de junio en El Nuevo Régimen, declaró que unos y otros no 
podían de ninguna manera mirarse como enemigos, sino tratarse 
y estimarse como afines. 
La razón, la moral y la política—dijo—aconsejan a los federales que 
vivamos con los catalanistas en buenas relaciones, y juntos vayamos a la 
destrucción del unitarismo que todos aborrecemos. Juntos iremos, sin 
pactos, a la disolución de un régimen que nos envilece, sin que por eso 
perdamos ni un ápice de nuestra libertad en defensa de nuestro programa. 
En el mismo artículo decía también: 
¿Quiénes son los que miran con malos ojos que nos acerquemos? 
Principalmente los iracundos unitarios, que, no pudiendo disimular su 
enojo al vernos en el mes de mayo cordialmente recibidos por los cata 
lanistas, nos calificaron poco menos que de traidores a la patria. No 
han podido soportar con paciencia que nuevos hombres y nuevos par 
tidos hayan dado al espíritu federal de Cataluña, aliento y coraje; y| 
contra ellos y contra nosotros han extremado sus ataques. 
En 24 de agosto del mismo año, discurriendo sobre igual tema, 
afirmaba: 
No es exacto que los catalanistas quieran la autonomía tan sólo para 
Cataluña; no lo es tampoco que no sean demócratas. En las Cortes, 
ante la nación (4) han declarado que quieren autónomas todas las re 
giones de la Península; y consideran como el más precioso de los dones, 
la libertad en todos los órdenes de la vida. Quieren, al igual que nos 
otros, la libertad del pensamiento y de la conciencia.. .no comprendemos, 
(4) Pi y Margall empleaba a menudo la palabra “Nación” como sinónima de “Es 
tado”. El autor de Las Nacionalidades no confundía, como otros publicistas, los dos 
conceptos, sino para mejor Inteligencia del mayor número de sus lectores.
	        
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