L’O
CUBA CONTEMPORÁNEA
V
y de su destino, libre como la Dama del Mar del gran autor no
ruego, volverá siempre al hombre, y volverá transformada, enno
blecida, cada día—como el hombre—mejor preparada para el
deber glorioso de dar hijos, y no ya echarlos solamente en los
brazos de la nodriza, llorosos e inermes—¡como seguimos, hoy
tantos y tantos a los 50 o 60 años de nuestra vida!—sino hijos
hombres, fuertes, inteligentes, conscientes de su solidaridad con
los demás hombres, y que recuerden el amor y los besos de la
madre santa, no sólo para no matar o no robar según los códigos
prohíben hoy, sino para cumplir también sus deberes sociales, para
no construir su felicidad y su poderío sobre la miseria y la deses
peración de los otros ; para ser dueño, no el esclavo que es hoy, de
sus pasiones y apetitos...
Eso es el feminismo para mí:
Y no creo, naturalmente, que deba dirigirse sólo al hombre
para decirle: “Eres un egoísta, demasiado egoísta... Suelta a
tu mujer y a tus hijas. ¡Deja que ellas sean egoístas como tú !... ”
No. Mi feminismo no es ése. No es el feminismo de la co
media de Aristófanes, que en el Norte de Europa, con la señora
Benedickssen y la Ahlgren, jefes del famoso movimiento de Las
mujeres emancipadas, tuvo estremecimientos de revolución y ter
minó en tragedia: degollándose una por su propia mano, una tarde
gloriosa de la primavera noruega, y apuñaleada la otra por amador
frenético en la Italia romántica: en Capri.
Mi feminismo sólo tiene un fin inmediato: esclacerecr con
ciencias. Y otro mediato: preparar a la mujer para ganarse su
vida, para ir al matrimonio no sólo de la casa paterna, sino de la
suya propia también.
El padre o el marido que se oponen a que sus hijas o sus mu
jeres acudan a los clubs femeninos, que se reúnan a otras mu
jeres, y entre ellas discutan, estudien y amplíen su inteligencia y
su espíritu, no lo hacen sino por ignorancia, porque desconocen la
verdadera naturaleza del movimiento: por lo que las asociaciones
obreras se persiguen y dispersan en países como los Estados Unidos,
a pesar de su tradicional respeto a los derechos individuales. ¡Per
secución y dispersión que, como la obstinación de nuestros padres
y maridos, no hacen sino impedir que esas cristalizaciones del es
píritu de clase o de sexo—que ellos mismos con sus intransigencias