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CUBA CONTEMPORÁNEA
El resultado de esta actitud—dice Labra—fué la retirada de las tropas
francesas de México, la disolución del cuerpo de diez mil alemanes, or
ganizado en Europa para el servicio de Maximiliano, y en fin, la página
sangrienta de Querétaro, la locura del Vaticano y la independencia de la
república mexicana.
De lo que se desprende, Labra cree firmemente en el éxito del
mito de Monroe, y afirma inocentemente que el fracaso de Maxi
miliano se debió a la actitud del Presidente Johnson, cuando esta
vez, como en otras muchas, los Estados Unidos se cruzaron de
brazos, pues todo se redujo al mensaje ya citado, debiéndose el
fracaso de Maximiliano a las victorias de los patriotas mexicanos
que derrotaron a los imperiales en San Lorenzo por las fuerzas de
Guadarrama, en Puebla por Porfirio Díaz, y al mismo Maximiliano,
que se rindió a Escobedo y a Corona.
Examinemos ahora la opinión del Dr. Baltasar Brum, Presi
dente del Uruguay, expuesta en un discurso pronunciado en la
Universidad de Montevideo el pasado año:
Puede afirmarse que las conquistas europeas en América fueron,
hasta ahora, impedidas por la Influencia de la Doctrina de Monroe. Ni
en el siglo XIX, ni en los comienzos del actual, ha existido en Europa,
ninguna potencia bastante poderosa como para atreverse a anexar te
rritorios americanos a costa de una guerra con los Estados Unidos.
No quiero decir que algunas de ellas no fueran más fuertes que este
país, sino que en virtud de las rivalidades existentes entre las pasiones
del Viejo Mundo, ninguna se hubiera atrevido a provocar a aquél, porque
la situación que esto le depararía habría sido aprovechada en su contra
por sus enemigos tradicionales.
En esas condiciones, aquellas conquistas les hubieran resultado di
fíciles, sangrientas y costosas y por ello los pueblos expansionistas de
Europa han preferido resolver sus necesidades o sus anhelos mediante
las soluciones más fáciles que les ofrecían los territorios casi indefensos
de Africa, Asia u Oceania, poseedores también de grandes riquezas
naturales.
De ese modo en todo el pasado, la Doctrina de Monroe ha cons
tituido una salvaguardia eficaz de la integridad territorial de muchos
países americanos. Y ella adquirió caracteres de relevante actualidad
cuando la propaganda pangermanista, basada en la preparación militar
de Alemania, hizo vislumbrar la posibilidad de que esta potencia, en el
caso de una guerra victoriosa en Europa—que anulara la eficacia bé
lica de sus rivales y la libertara de toda preocupación en cuanto a és
tas—, se decidiera a efectuar la conquista de ricas tierras americanas,
sin temor entonces a la fuerza de la patria de Washington.