Full text: T. 28.1922,109 (19220028109)

SENTIDO ECONÓMICO DE LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER 
favor me esfuerzo. Quiero poner en guardia al que me escucha, 
contra sí mismo, y advertirle que no puede, que no debe juzgarme 
por lo que él entienda con mayor claridad, sacándolo como a ti 
rones entre todo lo demás que no hubiere oído o entendido. Si 
no soy bastante claro siempre, la culpa será mía. Impútenseme 
confusión, oscuridad: todos los vicios y defectos. Pero ¡por Dios! 
no se recoja una afirmación suelta cualquiera, o una frase, o una 
nota sonora, para imputárseme como esencial y echar a un lado— 
como cosa inservible o secundaria—todo lo demás. 
Si se quiere una síntesis, allá voy con ella: soy feminista con 
vencido. Creo en la posibilidad de cooperación de ambos sexos 
en la vida social y política de Cuba. Pero sobre unas bases eco 
nómico-sociales que no son las de hoy. 
Vengo aquí a ayudar en su esfuerzo a estas admirables com 
patriotas nuestras del “Club Femenino de Cuba”, porque creo 
que es mi deber de convencido. 
Y no me hago ilusiones. Sé que el feminismo en Cuba no 
tiene todavía las raíces muy fuertes. Pero por ello mismo, pre 
cisamente, me parecen necesarios e importantes estos actos de 
propaganda, estas conferencias, discursos y palabras... Hojarasca, 
dicen los que se llaman a sí mismos prácticos, porque jamás saben 
ni pueden saber de otra cosa que aquella que hacen. Y yo acepto 
el epíteto: hojarasca. Por las hojas respira el árbol, y su savia 
circula, y la función clorofílica oxigena el aire que respiramos 
nosotros. Por la hojarasca de estas palabras nuestras, señores 
escépticos, el Club Femenino será un día árbol frondoso al amor 
de cuya sombra irán quizá a encontrar consuelo vuestras hermanas 
o vuestras hijas, felices hoy bajo vuestro cariño y protección: 
¡quién sabe si caídas mañana en la miseria o la desgracia!... 
Estudiando fríamente la cuestión: ¿quiénes son los enemigos 
del feminismo en Cuba? Dejemos a un lado a los pobres de es 
píritu que se echan a temblar por su honor a lo más mínimo, apre 
hensivos ante el ridículo, como los hay aprehensivos ante la muerte, 
y a quienes resulta hasta cruel pedir que dejen a sus mujeres e 
hijas en una libertad que es su obsesión de enfermos: escalofrío 
del tísico, el desvanecimiento del epiléptico, el latigazo del nefrí 
tico... Los demás ya sabemos quiénes son: los que sonríen de 
todo aquello que no entienden, que no ha ido a metérseles en la
	        
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