DISCURRIENDO ALREDEDOR DE “VOLUPTUOSIDAD”
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chería; disimulo o hipocresía, patriotismo o industria cívica; ocul
tación o egoísmo.
La obra del historiador sería de difícil ejecución sin la pequeña
existencia de su abastecedor: son dos organismos de diferente
profundidad, de que la historia ha menester para influir sobre la
posteridad de la idea.
El uno acarrea, el otro esculpe, y el héroe surge en su be
lleza, o se revela en su fealdad, por más que la malicia humana
haya querido ocultarlo a las críticas de las generaciones venideras;
y así muchos que han vivido penando en las sombras, los cielos
del olvido, volverán a la luz como sujetos insignes, y otros de la
luz pasarán a la penumbra como varones frustrados. Así es la
vida. Y de esto resulta que es vana tarea querer cuajar la his
toria con mentiras; y en América se empieza a vislumbrar una
historia nueva que será la buena.
*
Ahora, en cuanto mira al novelista, éste tiene que ser tan
avisado como el historiador, y un poco más. Debe poseer todas
las artes y oficios. Ha de ser filósofo y modista. Sociólogo y ar
tista decorador; arquitecto y tapicero; sastre y médico; vamos,
de cuanto Dios creó.
De otra manera no sabría hacer experimento con el hombre,
ni atinaría a vestirlo; no se daría cuenta del ambiente en que
éste se agita; no sabría edificar las casas de sus personajes, ni
amueblarlas; no sabría enloquecer a nadie, como Cervantes en
loqueció a su héroe predilecto; tendría, en fin, repetimos, que sa
ber de todo; o cuando menos de todo aquello que sus héroes ne
cesitan para alentar la realidad de la existencia.
Si no, se repetiría el caso aquel, entre otros, de un amigo mió
que le puso a una de sus heroínas batón de terciopelo granate,
como ropa de levantar; revelándose así un inocente en vez de una
perfecta modista; o de un hombre de mundo, que es casi lo mismo.
Cuando el novelista se pasea por otros planos de la vida sun
tuosa, debe conocer las obligaciones del “maître d’hotel” y sus ma
ñas, las sutilezas de la "femme de chambre” y los abusos de la
libreta fantástica del “chef”. Debe estar, además, interiorizado de