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CUBA CONTEMPORÁNEA
(2) El imperialismo yanqui en la América Central, págs. 14 a 17.
en Nicaragua, el hecho cierto e inevitable es que Ta soberanía centro
americana está condenada a ser inmolada en aras de la grandeza y de
la seguridad de la república sajona.
Habla después de la solidaridad latinoamericana y de la nece
saria unión de Centroamérica, para evitar la absorción. Todo a
base de un patriotismo sensato, de disciplina social, de la acción
serena y perseverante de los ciudadanos. Lo indispensable es
hacer sentir en Washington que estos pueblos están dispuestos a
defender la integridad de la soberanía. Y agrega que las Canci
llerías europeas deben
comprender que el supremo interés de su prosperidad industrial y de su
expansión financiera se halla íntimamente unido al mantenimiento de la
libertad comercial y política de la América latina.
Y aboga por la colaboración en esa obra de las Cancillerías
europeas.
La unión, según dice después, es imposible por “rivalidades
insensatas, sabiamente fomentadas por los Estados Unidos”.
La solidaridad continental es una de las tantas mentiras convencio
nales que forman el bagaje de la fácil elocuencia que resuena en nues
tros parlamentos y en nuestros areópagos diplomáticos...
Y la labor de las Cancillerías europeas no es posible, preocupada
cada una por sus divisiones continentales y por los temores de
guerra. (2)
La Corte de Justicia Centroamericana.
Desde 1908 funcionaba con gran autoridad la Corte de Justicia
Centroamericana, creada por el Tratado General de Paz y Amistad,
firmado en Washington en el año anterior. Promovieron la con
ferencia de plenipotenciarios centroamericanos los entonces Pre
sidentes de México y los Estados Unidos, general Porfirio Díaz y
coronel Theodore Roosevelt, quienes fueron representados, respec
tivamente, en las sesiones por los Sres. Enrique C. Creel, Emba
jador, y William I. Buchanan.