Full text: T. 29.1922,113 (19220029113)

NOTAS EDITORIALES 
03 
ya se cuentan por años, sin tener el gusto de leer a Ud. en sus amables 
cartas i en su flamante Némesis! 
Seis años contará en breve la ocupación militar que pesa sobre mí 
país i lo agobia. Ud. sabe, sin duda, el papel de vanguardia que nos 
ha correspondido, a mi hermano i a mí, a partir de las sucesivas can 
didaturas presidenciales:—la mía, que decliné ya electo i cuando el 
Senado iba a perfeccionarla, i la suya, que culminó con su elección a 
fines de julio de 1916—, cuando hacía dos meses i medio del abusivo 
desembarco de las tropas norteamericanas en el territorio dominicano. 
Sólo por cuatro meses hubo entonces Gobierno Nacional. Mi hermano 
fué el Presidente; yo, el Secretario de Interior i Policía. 
Fueron cuatro meses de martirio. Mantuvimos en alto el decoro 
del pueblo dominicano i su derecho a gobernarse por sí mismo i con 
todos los atributos de la soberanía. El úkase del Presidente W. NXAilson 
—vaciado en la proclama del Capitán Knapp—nos desconoció i estableció 
el gobierno de la ocupación militar el 29 de noviembre de 1916. 
Desde esa fecha luctuosa asumimos, con espíritu sereno i plena 
conciencia de la responsabilidad que nos cabía, el indeclinable deber 
de alzar i mantener la protesta del pueblo sojuzgado, en dondequiera 
que fuese útil para obtener que se nos hiciese justicia. Hemos sido 
secundados en tal faena, dentro i fuera del país, de una manera cons 
tante i progresiva. La acción nacionalista ha llegado a Francia i Es 
paña; ha recorrido el Sur de América; ha ido a México; se ha man 
tenido en Cuba; i en largos períodos se ha dejado sentir en los Estados 
Unidos i especialmente en Washington. Sus demostraciones i alegatos 
han servido para comprobar la insólita injusticia cometida con el pueblo 
dominicano i para abonar su derecho a ser reintegrado al goce de su 
libertad i su independencia. 
Sin duda sabe Ud. que ese pueblo, armado de su derecho, armado de 
su resistencia, armado de su protesta, rechazó a fines de 1920 el plan 
llamado de Wilson para la desocupación con ataduras; i que hizo lo 
mismo, a mediados de 1921, con el otro plan llamado de Harding, tan 
mutilador, como el de Wilson, de la soberanía dominicana. 
Desde 1917 hasta 1919—más de un bienio—hubimos de actuar casi 
en el vacío. Luego nos hicimos oir en el Departamento de Estado, 
merced a una serie de memoranda, o de viva voz en una de sus sec 
ciones habilitadas para los asuntos americolatinos. Cada memorandum 
abarcó un aspecto del proceso de los rejímenes social i político que, 
desde 1844, normalizaban la vida nacional dominicana; o se contrajo a 
poner de relieve el vicio orijinal i los vicios i las deficiencias del réjimen 
militar de la ocupación que sufre el país mal su grado. 
Las cosas han variado a partir de 1920. 
Ya no se perdieron en el vacío nuestros alegatos ni la protesta del 
pueblo armado de su derecho i en pie tras el escudo de su pacífica 
resistencia. Hace ya más de un año que un no escaso número de
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.