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CUBA CONTEMPORÁNEA
Le valieron sus primeras armas de escritora el obtenimiento de
victorias regionales, en 1876, como preclara hija de la Coruña, a
los 24 años, pues había nacido en 1852. Quizás éstas acentuaron
su invencible vocación literaria, eficaz y constante.
¡Setenta años, consagrados la mayoría de ellos a las más va
riadas tareas del intelecto, han ido levantando perennal y luminoso
monumento !
Pasma cómo esta inmensa mujer acertó a compaginar el es
tudio asiduo con los solícitos deberes domésticos, tan afanosos, que
ni los de la culinaria le fueren extraños. Despiertan apetito sus
recetas gastronómicas, sus detalles de suculentos guisos. A los
16 abriles formó hogar, casándose con don José Quiroga. Su de
leite: criar, nutrir personalmente a su primogénito. Después, la
ejemplar madre redobla los cuidados para sus dos niñas, practi
cando así tempranamente la pedagogía, más tarde luminosa al ad
mirar a los maestros del Renacimiento. Mimada como única he
redera, aprendió, no obstante el aristocrático adulo, el sacrificio de
las buenas madres. El vástago de la más pura nobleza gallega, no
desdeñó quehaceres domésticos. Le sonrió la fortuna desde la
infancia, sin ensoberbecerla. Sus padres, liberales de corazón,
vieron rodar de marfil y oro las cunas, como en la célebre Itálica,
ludibrio del tiempo, en frase de Olmedo.
No sólo fatigaron su mente los vaivenes de la literatura con las
múltiples y flamantes manifestaciones del gusto moderno, sino
también la aplicación científica, ardua, escabrosa, compleja y sin
cortapisas. Nada perdonó su curiosidad madrugadora.
La historia, la sociología, las ciencias de educación y las natu
rales, los sistemas filosóficos, el laberinto psicológico y la antro
pología reflejándose están, en medio de la tersa forma y riqueza
de dicción, en sus volúmenes biográficos, en sus páginas críticas,
en cuentos y novelas, en crónicas cosmopolitas y en su correspon
dencia a figuras preclaras del orbe civilizado. Don Juan Montalvo
poseía cartas de la ilustre gallega, a la que supo contestar con la
galanura y cortesanía que le caracterizaban. (1)
(1) En el tomo II de El Espectador por Juan Montalvo—páginas 205 a 218-^, consta
una muestra de la importante correspondencia literaria sostenida por el Cosmopolita con
Doña Emilia Pardo Baaán en 1887.