Full text: T. 29.1922,114 (19220029114)

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CUBA CONTEMPORÁNEA 
Le valieron sus primeras armas de escritora el obtenimiento de 
victorias regionales, en 1876, como preclara hija de la Coruña, a 
los 24 años, pues había nacido en 1852. Quizás éstas acentuaron 
su invencible vocación literaria, eficaz y constante. 
¡Setenta años, consagrados la mayoría de ellos a las más va 
riadas tareas del intelecto, han ido levantando perennal y luminoso 
monumento ! 
Pasma cómo esta inmensa mujer acertó a compaginar el es 
tudio asiduo con los solícitos deberes domésticos, tan afanosos, que 
ni los de la culinaria le fueren extraños. Despiertan apetito sus 
recetas gastronómicas, sus detalles de suculentos guisos. A los 
16 abriles formó hogar, casándose con don José Quiroga. Su de 
leite: criar, nutrir personalmente a su primogénito. Después, la 
ejemplar madre redobla los cuidados para sus dos niñas, practi 
cando así tempranamente la pedagogía, más tarde luminosa al ad 
mirar a los maestros del Renacimiento. Mimada como única he 
redera, aprendió, no obstante el aristocrático adulo, el sacrificio de 
las buenas madres. El vástago de la más pura nobleza gallega, no 
desdeñó quehaceres domésticos. Le sonrió la fortuna desde la 
infancia, sin ensoberbecerla. Sus padres, liberales de corazón, 
vieron rodar de marfil y oro las cunas, como en la célebre Itálica, 
ludibrio del tiempo, en frase de Olmedo. 
No sólo fatigaron su mente los vaivenes de la literatura con las 
múltiples y flamantes manifestaciones del gusto moderno, sino 
también la aplicación científica, ardua, escabrosa, compleja y sin 
cortapisas. Nada perdonó su curiosidad madrugadora. 
La historia, la sociología, las ciencias de educación y las natu 
rales, los sistemas filosóficos, el laberinto psicológico y la antro 
pología reflejándose están, en medio de la tersa forma y riqueza 
de dicción, en sus volúmenes biográficos, en sus páginas críticas, 
en cuentos y novelas, en crónicas cosmopolitas y en su correspon 
dencia a figuras preclaras del orbe civilizado. Don Juan Montalvo 
poseía cartas de la ilustre gallega, a la que supo contestar con la 
galanura y cortesanía que le caracterizaban. (1) 
(1) En el tomo II de El Espectador por Juan Montalvo—páginas 205 a 218-^, consta 
una muestra de la importante correspondencia literaria sostenida por el Cosmopolita con 
Doña Emilia Pardo Baaán en 1887.
	        
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