DON JOSÉ DE LA PEZUELA
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Don Ignacio de la Pezuela, el mismo que, siendo Ministro de
Instrucción Pública, firmó en 1812, la convocatoria de las Cortes
de Cádiz.
Los autores están contestes en que el Conde de Cheste y su
hermano Don José, cursaron sus estudios en el Colegio de San
Mateo, donde tuvieron por profesor, entre otros, al ilustre Alberto
Lista. El Colegio de San Mateo era el más famoso plantel de
aquellos tiempos.
Los primeros pasos de Don José en la carrera militar, se mar
caron por una brillante actuación en las Guardias Reales de Ca
ballería. Pero, dotado de menos viva imaginación que su hermano,
aunque era también muy inteligente y simpático, no escaló las al
turas de la carrera, ni las altas esferas de la política, de la cual
vivió apartado siempre.
Cheste, en cambio, era batallador político y tan atrevido que,
si verdaderamente unas veces se hallaba rodeado de grandes pres
tigios, otras se veía precisado a permanecer en el destierro por
sus ideas, como le sucedió en 1871 cuando, ya Teniente General,
se resistió a prestar juramento de fidelidad al Rey Amadeo, lo que
le valió una de esas condenas en Mahón.
En los varios destinos que desempeñó Don José había de
mostrando sus altas dotes para el mando. Llegó a Cuba con el
grado de Capitán, y en 1853 ocupó el cargo de Secretario de la
Capitanía General de Cuba, durante el mando de su ilustre her
mano el Conde de Cheste, Marqués de la Pezuela.
En 1845 casó el Capitán con Doña Ana Vinent, de Santiago
de Cuba, de cuyo matrimonio nacieron cinco hijos: Joaquín, Juan
Manuel, José, Isabel y María de los Angeles.
Como al escribir sobre Historia no se puede, ni se debe mentir,
al dar algunos detalles de la vida privada del matrimonio Pezuela-
Vinent precisa decir, sin rodeos, que las relaciones entre Don
José y su esposa eran poco' o nada amistosas, al menos durante
su estancia en Cienfuegos, y que sólo permanecían habitando bajo
el mismo techo, para conservar en sus hijos el sentimiento del
hogar, y una vez casadas sus dos hijas, Doña Ana fijó su resi
dencia en La Habana quedando el esposo en Cienfuegos.
La causa de estas diferencias interiores no es nueva, ni ori
ginal. Don José era alegre, simpático y galante con las damas,