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CUBA CONTEMPORÂNEA
Ante todas estas imperiosas incitaciones del pueblo, la prensa
y el Ejecutivo, y movido además, tal vez, por otras presiones ex
trañas, no aclaradas hasta hoy suficientemente y sobre las que
me propongo en su oportunidad escribir cuando haya completado
la documentación necesaria; ante todas esas incitaciones, repito, el
Congreso americano se resolvió a actuar en favor de la causa
de Cuba, y después de laboriosas sesiones, votó la Resolución
Conjunta de 19 de abril de 1898, que fué firmada por el Presi
dente el día 20, y en la cual se precisa clara y terminantemente
cuál es la conducta, entonces y para en lo futuro, de los Estados
Unidos respecto a Cuba, y se reconoce el derecho del pueblo de
ésta a su libertad, independencia y soberanía sobre la isla. Dice así:
El Senado y la Cámara de Representantes, reunidos en Congreso,
acuerdan:
Primero: Que el pueblo de Cuba es y de derecho debe ser libre e
independiente.
Segundo: Que es deber de los Estados Unidos exigir, y por la
presente su gobierno exige, que el gobierno español renuncie inmedia
tamente a su autoridad y gobierno en Cuba y retire sus fuerzas, te
rrestres y navales, de las tierras y mares de la isla.
Tercero: Que se autorice al Presidente de los Estados Unidos y se
le encarga y ordena que utilíce todas las fuerzas militares y navales
de ¡os Estados Unidos, y llame al servicio activo las milicias de los
distintos Estados de la Unión, en el número que sea necesario para
llevar a efecto estos acuerdos.
Cuarto: Que los Estados Unidos por la presente niegan que tengan
ningún deseo ni intención de ejercer jurisdicción, ni soberanía, ni de
intervenir en el Gobierno de Cuba, si no es para su pacificación, y
afirman su propósito de dejar el dominio y gobierno de la Isla al pueblo
de ésta, una vez realizada dicha pacificación.
Surge la ruptura de hostilidades entre España y los Estados
Unidos, y la guerra que trae como resultado la completa derrota
de aquélla, que pide y obtiene, por mediación de Francia, una
tregua o armisticio que ponga fin a la guerra.
Iniciadas las negociaciones de paz, y perdida por España toda
esperanza de conseguir algo en favor suyo, en esos instantes que
pudiéramos calificar de agonía, en que ve derrumbarse todo su
imperio colonial en América, lejos de tener un rasgo último de
generosidad y de amor hacia la última de sus hijas, se muestra