LA ENMIENDA PLATT
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canas ocupen una propiedad, retire usted de ella la fuerza cubana, que
dedicará a perseguir a los alzados, cesando toda responsabilidad Go
bierno cubano. El señor Presidente está muy satisfecho de su plan
de operaciones, del que espera grandes resultados.
A su vez el Presidente Gómez se dirigió al Jefe de la Estación
Naval de Guantanamo en la siguiente forma:
General en Jefe de las fuerzas en Santiago de Cuba me dice que ha
recibido de Ud. una nota manifestándole su intención de desembarcar
fuerzas en Daiquiri para proteger la vida e intereses americanos, si se
presentare ocasión para ello, y no con intención de intervenir en Cuba.
A la vez me trasmite la contestación dada a usted. Dígame usted si,
a pesar de la protección efectiva que se ha dado a la vida y propiedad,
situando allí más de doscientos hombres, cree usted necesario desem
barcar fuerzas de su nación, cosa que lamentaría mucho, porque nadie
ha tenido más interés que yo eft dar protección a la vida y a la ha
cienda de los extranjeros; al extremo que, por ese motivo, se han de
morado las operaciones hasta hoy, que se han comenzado y continuarán
todavía.
El desembarco, debidamente autorizado, tuvo lugar; pero
dondequiera que se realizaba, las tropas cubanas se retiraban, le
vantando antes un acta en la que se hacía constar que dejaban
intactas las propiedades y declinaban sobre las tropas norteameri
canas la responsabilidad de lo que pudiera acontecer.
Trataron aquéllos, además, de que el General Monteagudo les
ayudase en su pretendida misión protectora, con fuerzas cubanas,
en número excesivo, a lo que resueltamente se negó el General
en Jefe de operaciones, recabando para sí el resolver, sin consulta
de los oficiales norteamericanos, todo lo referente a los planes y
medidas de campaña.
Ante este vacío y muda protesta, que patrióticamente encon
traban las tropas norteamericanas en todas partes, creyeron pru
dente el retirarse, dejándonos solos a los cubanos.
Y los cubanos solos, no obstante las dificultades que los nor
teamericanos nos crearon con su improcedente e injustificada in
tromisión, dominamos por completo la revuelta. El día 27 fuá
muerto en un combate el jefe del movimiento, Estenoz; y a los
pocos días quedaba pacificada toda la República.
El Presidente Gómez, el Secretario de Estado Sanguily, el