Full text: Año 1.1912=No. 1 (1912000100)

EL PROBLEMA POLITICO DEL SIGLO XX 
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hasta domésticos han residido, entre nos 
otros más ó menos tiempo y han des 
aparecido en cuanto, á pesar de todo su 
cuidado, sus patrones han observado en 
ellos cultura y educación impropias de 
su aspecto. Todavía hoy existen nume 
rosos japoneses en México, estimadísi 
mos por su honradez y laboriosidad, y 
cuya presencia entre nosotros es un mis 
terio. 
Si de la capital pasamos á la costa del 
Pacífico, este fenómeno es más frecuente, 
y cualquier porteño de Salina Cruz,Guay- 
mas, Mazatlán ó Manzanillo, refiere ca 
da día los detalles de las visitas de 
japoneses aislados ó en grupos de no más 
de tres ó cuatro que estudian el litoral 
del Pacífico. 
Personalmente hemos conocido en Mé 
xico un profesor alemán que acompañó 
á tres oficiales japoneses en un viaje fan 
tástico desde Puerto Cabello ( Vene 
zuela) á Colón, por toda la costa del 
Atlántico; á través del istmo de Panamá, 
por la costa del Pacífico; desde allí hasta 
San Francisco California y regresó nue 
vamente por Panamá y toda la costa 
hasta Salina Cruz, donde se separó de 
sus amigos y compañeros de viaje, que 
hicieron grandes esfuerzos porque los 
acompañaran en su regreso al Japón, pa 
ra donde salieron en un vapor de la línea 
que toca nuestros puertos del Pacífico. 
Los detalles de este viaje son dignos 
de una novela de Julio Verne, y no nos 
creemos con derecho á darlos á conocer, 
pero nos afirmamos en la creencia de que 
el gobierno del poderoso imperio que ven 
ció en Mandchuria álos cosacos y hundió 
en Tukuhima las escuadras rusas, está en 
posesión de datos y documentos de un 
valor inestimable para el caso de una 
guerra con los Estados Unidos. 
Que ésta estallará es indudable, y que 
la causa será el istmo ó el canal de Te- 
huantepec, es cosa que hay que admitir 
después de visitar las costosísimas obras 
del canal de Panamá y el trazado lógico y 
racional que estudiaron en el siglo pasado 
José de Garay, Cayetano Moro, Simón 
Stevens, J. G. Barmard, J. J. Williams, 
Julius W. Adams y tantos otros inge 
nieros eminentes, que vieron más claro el 
asunto de la construcción del famoso 
canal interoceánico que el gran Lesseps, 
cuyo error aún no ha acabado de produ 
cir los desastrosos efectos que comenza 
ron con la ruina de millares de familias, 
que depositaron sus ahorros en las cajas 
sin fondo de la primitiva Compañía del 
Canal de Panamá, y está llamado á ter 
minar con la guerra más sangrienta que 
se registre en el siglo XX. 
México está llamado á jugar un papel 
importante en esta lucha titánica, y de la 
habilidad y del acierto de sus gobiernos 
y el patriotismo de sus hijos, depende el 
que no quede reducido á representar el 
papel que ha hecho Corea en la pasada 
lucha entre Rusia 3' Japón. 
Nuestra creencia es que la apertura del 
itsmo de Panamá será un fracaso com 
pleto, y aunque los barcos de los Esta 
dos Unidos, en fuerza de derrochar millo 
nes de dollares, crucen un día la tremenda 
cresta de la Culebra, las interrupciones 
en el canal serán constantes y su entre 
tenimiento costoso é insostenible; que el 
Japón mirará con indiferencia esos tra 
bajos mientras tenga conciencia de su 
inutilidad, y que si llega á convencerse 
de que pudiera ser útil á los Estados Uni 
dos el canal de Panamá, antes de que lo 
fuera para el paso de sus escuadras, los 
barcos japoneses cruzarían el istmo de 
Tehuantepec por un canal á nivel, ó con 
esclusas, cuyo entretenimiento facilitan 
los grandes ríos que lo atraviesan. 
Que esto mismo piensa el Gobierno de 
Washington lo demuestra la labor tenaz 
de los Estados Unidos para debilitar y 
absorber las repúblicas centro america 
nas. El presidente Taft lo declaró termi 
nantemente hace poco á un periodista
	        
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