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CUESTIONES SOCIALES
El problema del ¿obierno del pueblo
El problema de la vida del pueblo
S ISCURSO pronunciado la noche del día 20 de Enero de 1912, por el Lie. Ezequiel A.
Chávez, Doctor Honoris Causa, de la Universidad N. de México, en la inauguración de
las Conferencias que organizó la Escuela Nacional Preparatoria, en el anfiteatro de la misma,
con el concurso de las Sociedades Científicas Mexicanas y por iniciativa de la «Alianza Científica
Universal».
Señor Presidente de la República:
Señoras y Señores:
La madre espiritual de mi alma; la
que me nutrió con sus enseñanzas; la
que hace más de veinticinco años pobló
mi mente, de ideas, y mi voluntad, de
anhelos; la que llevó á mi conciencia una
palpitante fulguración de conocimientos,
y que tendió mi carácter como la cuerda
de un arco para lanzarme á la lucha, á
la vida, al ideal; la escuela que recibe
niños y entrega á la Sociedad jóvenes
ansiosos de ser útiles á la patria y al
mundo, la Escuela Nacional Preparato
ria, la formadora de almas, me ha encar
gado que inaugure estas conferencias.
Heme aquí á su llamado, y vengo á
caracterizar, en tan breves frases cuan
to me sea posible, lo que se proponen
ser estas conferencias, que la Escuela
Nacional Preparatoria ha organizado con
el concurso de las meritísimas Socieda
des Científicas Mexicanas, por iniciativa
de la “Alianza Científica Universal”.
Lo haré de dos maneras: condensaré
primero rápidamente la índole de los ac
tos que aquí van á tener verificativo, y
concentraré en seguida las ideas en un
tipo fundamental, que se refiera al pro
blema más importante de cuantos en es
tos momentos pueden y deben conside
rarse.
Las conferencias todas evidentemente
pertenecen á uno de tres grupos: ó bien
se proponen hacer obra de vulgarización
científica, y entonces su fin es encantar
al auditorio con la exposición de las ma
ravillas de la ciencia, y llevarlo en la
barca enflorada de la poesía á los países
desconocidos de las multitudes, á las tie
rras nuevas, á donde van primero los au
daces, los descubridores y adonde tiene
que llegar luego la humanidad toda; ó
bien, su objeto es trasportar á los hom
bres al mundo misterioso del arte; lle
varlos por la magia de las palabras á la
región en que habitan los soñadores, los
videntes; alejarlos con su poderoso con
juro, de las zozobras ó las grandezas, de
las inquietudes ó de la confianza en que
vivían, para que habiten el mundo de la