Full text: Año 1.1912=No. 1 (1912000100)

EL REY SUEÑA 
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comedia, rogando á vuestra majes 
tad que ia lea cuanto antes. 
Rey. ¿Tan divertida es? 
Buf. Sí, mas debe leerse á solas. 
Rey. ¿Por qué á solas? 
Buf. Porque tan divertida es, Señor, 
que alteraría el semblante de vues 
tra majestad, y no es decoroso que 
la faz real pierda su serenidad y 
compostura acostumbradas. 
Rey. Bien está- A solas la leeré si no 
se me olvida. Tomad (dándole 
una moneda, ) y marchaos. 
Buf. {Al irse.) Rey poderoso á este pre 
cio os traería comedias todos los 
días. 
Rey. ¿Qué opináis, pues, de nuestro 
amoroso coloquio? 
Con. Encuentro que vuestra majestad y 
la Princesa se han comportado co 
mo quienes son. 
Rey. ¡Como quienes somos! Y ¿quién 
soy? 
Con. Sois el Rey. 
Rey. Soy un miserable. La Princesa 
Gaciela es digna de todo amor pe 
ro yo no la amo, bien lo sabéis. Y 
lo que es más: ella tampoco me 
ama á mí. 
Con. Mas el deber de vuestra majes 
tad es 
Rey. {Interrumpiendo con enojo.) ¿Qué 
cosa es mi deber? Condestable, 
lo conozco mejor que vos. 
Con. Perdonadme, señor. 
Rey. No pretendo reñiros: perdonadme 
vos. Vien sé que me amáis leal 
mente, que sois mi único amigo. 
Con. 
Rey. 
Con. 
Rey. 
Con. 
Rey. 
Con. 
{Pausa.) Esta noche después del 
Sarao, ¿comprendéis? 
Señor ¡es locura! 
Será la última vez. {Se oye una 
ovación. Dirígese el Condestable á 
la terraza y asómase para indagar 
la causa.) ¡Qué ovación es esa! 
¿A quién aclaman? A la 
Princesa, quizá. 
No, Señor. Es al Príncipe, quien 
arriba al Palacio. 
{Amargamente.) ¡Ah! ¡El Príncipe! 
el ídolo del pueblo. Cuando la mul 
titud me ve, me saluda con res peto, 
nada más. Pero Leonardo, qué 
¡entusiasmo despierta en sus cora 
zones! ¡Cómo lo aclaman! Su po 
pularidad aumenta al mismo paso 
que la mía disminuye. Ven en mí 
á su Rey, es verdad, pero no á su 
amigo, y Dios sabe que los quiero 
bien Soy melancólico, vivo 
soñando 
¡Señor! 
Sí, vivo soñando. Vos sabéis 
cuál es mi sueño. {Pausa.) Con 
destable, dejadme: deseo estar á 
solas. {Siéntase en un banco que se 
halla en la terraza, y apoyando el 
brazo sobre la balaustrada, perma 
nece pensativo, fija la mirada soña 
dora y melancólica en el lejano pa 
norama. La tarde ha caído y el 
jardín comienza á poblarse de som 
bras. El Condestable se retira lenta 
mente v al ver al Rey, exclama pa 
ra sí:) 
¡Soñando, siempre soñando! 
Fin del primer acto
	        
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