Full text: Año 1.1912=No. 2 (1912000200)

(!) 
EL REY SUEÑA 
enmascarados V silenciosamente, sin notar 
la presencia de Leonor y Fabián, penetran 
en el laberinto; los siguen sigilosamente cua 
tro personas más que evidentemente los vi 
gilan, y desaparecen entre los árboles.) El 
cortejo real viene hacia acá. La fiesta ha 
terminado y la corte se retira. 
Leo.—Temblando estoy. 
Fab.—Esperemos detrás de estos ar 
bustos, para incorporarnos al real séqui 
to sin ser vistos. Y guardad silencio de 
todo lo que visto habéis. (Escóndense de 
trás de unos arbustos. Se oye aproximarse 
la música y entran varios pajes con antor 
chas, precediendo al Rey, los Principes y su 
séquito. 
Rey \_Entrando.~\ Vuestra alteza debe 
estar cansada. La fiesta ha sido larga. 
Gra No me lo pareció. La encontré 
muy hermosa y bien dispuesta. 
Rey.—{Distraído.) ¡Ah! Yono. .Quie 
ro decir... .Temí que vos ....(Lo inte 
rrumpe un rumor que procede del laberinto 
y salen de allí rápidamente los enmascara 
dos, quienes se abalanzan sobre el Rey. 
Los Enmaso.—¡Muera el déspota! 
¡Muera el tirano! (Los enmascarados pre 
tenden atacar al Rey, más Eduardo avanza 
y se coloca enfrente de ellos, recibiendo los 
golpes destinados al Monarca. Aproxímase 
el Bufón y golpea de buena gana á Eduar 
do con un grueso bastón.) 
Ed.—¡Antes muera yo! 
Buf.—¡Muera el imbécil! 
Ed.—¡Que me matan! (Hay gran con 
fusión y gritos de espanto de las damas. 
Los enmascarados pretenden huir pero son 
aprehendidos por los cuatro que los seguían 
y que resultan ser guardias palatinos.) 
Rey.—¡Alto ahí! ¿Qué algarabía es 
ésta? ¡Orden digo! ¿Qué es lo que pasa 
aquí? 
Ed.—Señor, dos rufianes han atenta 
do contra la vida de vuestra majestad, y 
como mi deber me aconsejó interponer 
me, heme aquí maltrecho por salvaros. 
Los hubiera matado, mas han huido. 
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Buf.—Señor, los asesinos no han hui 
do: aquí los tenéis. 
Mau.—(Aparte.) Fracasó todo, ¿cuál 
será nuestra suerte? 
Rey.— ¡Aproximadlos! (Adelántame 
los guardias con los enmascarados.) 
Rey.—¡Descubrios! ¿Quién eres tú? 
Prim. Enmas.—Señor, me llamo Cris- 
pín. 
Rey.—¿Tu oficio? 
Prim. Enmaso.—Sirvo al Marqués 
Eduardo. 
Rey.—¿Y tú? 
Seg. Enmaso.—Me llamo Atanasio y 
sirvo al Señor Mauricio. 
Rey.—¡Que sean encarcelados! Y vos 
otros, Mauricio y Eduardo, quedáis 
arrestados para que respondáis por vues-< 
tros criados. (Retíñanse ¿os enmascarados 
custodiados de los guardias.) 
Rey.—Príncipe Leonardo, escoltaréis 
á la Princesa á sus habitaciones. Adiós, 
prima mía. Adiós, señores todos. Canci 
ller, que mañana á primera hora queden 
los acontecimientos en claro. 
Can.—Al momento daré los pasos ne 
cesarios, señor. 
Rey.—Condestable, quedad vos. Re 
tiraos los demás. [ Vánse todos menos el 
Rey, el Condestable y el Bufónf] ¿Qué 
hacéis aquí, Bufón? ¿No habéis oído la 
orden de que os marchéis? 
Buf.—Gran Rey, antes de deciros bue 
nas noches, deseo haceros una pregunta. 
Rey.—Hacedla, pues. 
Buf.—¿Leyó vuestra majestad la muy 
divertida comedia que le di esta tarde? 
Rey.—¿Creéis acaso, imbécil, que ten 
go tiempo y humor para leer tus maja 
derías? 
Buf.—Más vale tarde que nunca. La 
lleváis seguramente en el bolsillo,j y.. .. 
se puede leer á la luz de la luna. 
Rey.—¡Vive Dios, que sois atrevido! 
No sé si me causáis enojo ó risa. 
Buf.—Risa, poderoso señor, os causo 
risa.
	        
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