Full text: Año 1.1912=No. 3 (1912000300)

AL EJERCITO NACIONAL 
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de la independencia este Ejército, que llegó 
á ser el Ejército del Virreynato, del imperio 
y del período de anarquía, eran precurso 
res de las tenaces luchas que empeñó, antes 
de sucumbir ya solo, ya al lado de tropas 
extranjeras, en pro de sus fueros y de los 
fueros y privilegios de las clases que largo 
tiempo lo sostuvieron”. 
Ya vemos cuál fué la base del Ejército, 
lo falso de ella, el cimiento débil en que se 
colocó. 
El criollo, al empuñar el arma, al conocer 
su manejo, sintió la infinita necesidad de 
demostrar aptitudes de soldado, y su cora 
zón, al redoble de tambores con que se sa 
ludaba el estandarte de su Regimiento, le 
hizo ver que ese estandarte, que esas ban 
deras no lo conmovían, que no eran las su 
yas: la propia individualidad, el ansia de un 
mejoramiento en la vida cuotidiana, el deseo 
de mayor amplitud en el horizonte, en fin, 
el sentimiento nacional apareció en la raza 
y se delineó y tomó forma vigorosamente, 
haciendo á esa raza que se agrupara deli 
rante en torno de la “Guadalupana” que 
como pendón, el Padre Hidalgo empuñó en 
el imperecedero 1810. 
Al estallar el movimiento armado que 
terminó con la emancipación de la Nueva 
España, el Ejército Colonial Permanente 
contaba con 6,000 soldados y las milicias 
alcanzaban la cifra de 23,000. 
Las huestes del Cura de Dolores no cons 
tituyeron un Ejército; los jefes que á su ca 
beza se lanzaron á la gloriosa lucha no fue 
ron generales, no organizaron, y pronto, 
después de la victoria del Monte de las Cru 
ces, vino el desastre del Puente de Calderón 
y la muerte para ellos, en el cadalso que 
les preparó mano traidora. 
Morelos surgió como un Sol y aún en 
n uestro cielo brilla intensamente. La Histo- 
r 'a Patria militar lo guarda rodeado de una 
au reola de oro y lo estima como un genio, 
c °mo el militar más ilustre que ha apareci 
do en nuestro suelo. El sí ordena, él orga- 
ni za, él lucha como un hábil generalísimo; 
r °mpe el sitio de Cuautla burlando al más 
Activo y tenaz jefe español, don Féljx M ! - 1 
Calleja del Rey; hace escuela, enseña solda 
dos, les comunica luces con los fulgores de 
su táctica y logra que en nuestros monu 
mentos, en nuestros orgullosos obeliscos 
erigidos á esos hombres denodados y bue 
nos á quienes debemos tanto, se inscriban 
nombres como los de los Galeana, los Bra 
vo, el del invicto Matamoros. Al morir deja 
al gran guerrero, al Suriano terrible que en 
sus montañas desafíe al poder español en 
larguísimos años. m 
Morelos llegó á contar con 5,000 hombres, 
y el país, en grupos más ó menos nume 
rosos, opuso de 25 á 30,000 á los 85,000 
que por total el Virreynato tenía en pié de 
guerra contra las ideas de independencia en 
el período agudo de la rebelión. 
Un jefe del Ejército realista, Don Agustín 
Iturbide, llegó á ser jefe de fuerte columna 
que iba á operar en el Sur contra las fuerzas 
de Don Vicente Guerrero, que refugiado en 
sus montañas, sostenía la revuelta victorio 
samente y tenía en jaque al español Armijo. 
La entrada triunfal de Iturbide á México 
consumó nuestra emancipación tanto tiempo 
deseada. 
* 
* H= 
Nuestro Ejército, el de hoy, cuyos hechos 
de armas y cuyo valer, es cantado en todas 
los tonos, es un resumen, llamémoslo así, 
de esfuerzos, de tiempo, de constancia, de 
saber y de experiencias. 
Después de la evacuación del país por los 
franceses y á raíz de la vuelta á la Capital 
de los Poderes Federales, la República se 
encontraba armada, el espíritu guerrero ha 
bía alcanzado un alto grado de intensidad, y 
Juárez tuvo grandes preocupaciones para 
dominar lós elementos disidentes y sedicio 
sos que aparecieron en la época, asunto bien 
difícil y que originó labores pacientísimas. 
Las ordenanzas españolas subsistieron 
por gran número de años; los errores de or 
ganización, largo tiempo; el reclutamiento 
se puede señalar, casi, como el mismo que 
se empleó en el principio de nuestra inde 
pendencia; lo que no ha variado es el alma 
de nuestro soldado, su valentía y su abne 
gación reconocidas. 
Nuestros pendones se han engalanado con 
nombres de esplendor, que darán honor 
siempre, á pesar del transcurso de los años.
	        
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