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COSMOS
do, poco antes de las tres de la tarde, se vie
ron las avenidas de la ciudad cruzadas por
vehículos elegantes, con dirección al Hipó
dromo. El calor era intenso y todas las her
mosas damas, con «toilletes» delicadas de
verano, presentaban el aspecto más encan
tador. Recuerdos de París veníanse á ima
ginación; no íbamos á Long Champs; pero
lo que presenciábamos era semejante. Más
belleza y más elegancia no era posible am
bicionar.
A la hora fijada para las pruebas, las gra
derías del Hipódromo se vieron pletóricas y
entonces desde el patio de la pista, pudo ob
servarse que toda aquella concurrencia, que
todas aquellas encantadoras mujeres, seme
jaban ramilletes de frescas flores
Poco después de las tres de la tarde, los
señores jueces ocuparon el palco de la Pre
sidencia y se hizo dar la señal acostumbra
da para que la primera parte del programa
fuera cumplida desde luego.
En el “paddock” reinaba la más grande
exitación; los jockeys aseguraban; por últi
ma vez sus monturas y cuanto antes se pre
cipitaban encima de su respectivo animal.
Aquéllos, vestidos dé colores, pronto se
destacaron al salir en hilera del “paddock”,
á saludar á los señores jueces.
Un galope preliminar ejecutaron los con
trincantes al dirigirse al “starter” y desde
luego se pudo asegurar que la carrera se
ría reñidísima.
Por fortuna, los animales quedaron colo
cados uniformemente y asimismo efectua
ron el arranque, sonando desde luego en
las tribunas la campanilla eléctrica que se
deja oir, cuando la carrera se está efec
tuando.
Un murmullo de curiosidad se percibió
entre la concurrencia; todo el público se di
rigía precipitadamente á la baranda de la
pista, para poder palpar la ventaja del ven
cedor.
¡“Billy’l había adelantado notablemente y
ahora “Traymore” casi lo igualaba!!....
¡¡Corre Traymore!! exclamaban voces fe
meniles que habían apostado á esta her
mosa llegua. Sólo faltaban ya cien me
tros para llegar á la meta, y el Jockey He-
llebrandt que jineteaba á Billy, efectuó un
“sprint” notable, adelantando cerca de cua
tro cuerpos. ¡Vence Billy!.... ¡vence Billy!
exclamaban nerviosamente los espectado
res; y en efecto, Billy venció con nota
ble ventaja. La distancia de 1,200 metros,
había sido recorrida en un minuto y veinti
ocho segundos, por Billy, propiedad de don
Guillermo de Landa y Escandón.
“Tarymore”, de don Francisco Rincón
Gallardo, conservó, el segundo lugar hasta
vencer. A la meta llegó en tercer lugar, j
“Opetchno” de Mr. Em Ohlsen.
A continuación, se llevó á cabo la segun
da prueba, venciendo en ella “Taran”, del
Señor Th Sinclair Gore, empleando en el
recorrido treinta y seis segundos. “Lucero”
obtuvo el segundo premio y “Mephisto” el
tercero.
En el tercer match del programa, sólo el
incomparable “Tecoac”, de don Guillermo
de Landa y Escandón, hizo una carrera de
prueba, pues nadie se inscribió para com
petir con él. Recorrió 2,400 metros en tres
minutos y 45 segundos.
La copa del Ministro
de Alemania
En la cuarta prueba, se disputaron los
socios del Club Hípico Alemán, la copa de
su Ministro en esta Ciudad, siendo la carre
ra muy emocionante, pues se llevó acabo
con obstáculos.
El Señor Ministro Von Hinze estuvo pre
sente en las pruebas, demostrando satisfac
ción por los resultados.
Un grupo muy vistoso de jockeys, uni
formados con traje “caza de zorra” entraron
á la pista saludando marcialmente á los se
ñores jueces.
La distancia de la prueba fué á 200 me
tros, venciendo en ella “Ulan”, del Señor
H. Wirth, jineteado por el mismo. Empleó
en el recorrido dos minutos 49 segundos-
Como en esta prueba sólo hubo apuestas
para el ganador, se pagó el “placé” ó
$231.00. Triunfó en segundo lugar Rubí y
en tercero Nobel.
“Madreperla” de J. Amor, triunfó en la
quinta carrera del programa y “La Cómi'
ca” de don Francisco Rincón Gallardo en la
útima prueba.