1166
COSMOS
die cuenta de lo que hacía, fué mantenida
la resolución tomada.
No consta, en efecto, que el Santo Oficio
informara á las Cortes sobre el proceso que
debía haber instruido al redactor de La
Triple Alianza y aun es de creerse que no
instruyó tal proceso. Mas no por eso dejó
dicha asamblea de verse obligada á tratar
un asunto' del que Argüelles dijo no debía
ni hablarse en aquellos momentos, en que
«las pasiones, los intereses individuales, las
miras particulares de cuerpos se chocaban
continuamente y luchaban entre sí»: en la
sesión del 18 de Mayo del año citado se dió
cuenta con las consultas que hacían los In
quisidores Ettenhard y Salinas y don José
Amarillas y Huertos, como miembros del
tribunal de la Inquisición en el distrito,
acerca del restablecimiento de su Consejo,
planta de empleados y nónima de sueldos;
y como las Cortes habían estimulado á los
referidos inquisidores con la remisión que
les habían hecho del número de La Triple
Alianza, no pudieron menos de pasar sus
referidas consultas á una comisión que, no
pudiendo ser la de arreglo de los tribunales,
como lo propuso el presidente, ni la de
Constitución, como lo propusieron los dipu
tados don Juan Polo y don Mariano Men-
diola (este último lo era por Queréiaro), fué
especial y formada por los Sres. Obispo
de Mallorca, don Diego Muñoz Torrero, don
Antonio Joaquín Pérez (por Puebla), don
Pablo Valiente y don Francisco Gutiérrez
de la Huerta.
Al día siguiente, sin embargo, fué preciso
volver á tratar el mismo asunto. El Ministro
de Gracia y Justicia comunicó á las Cortes
que había enviado un oficio á los precitados
inquisidores y á su colega D. Alejo Jiménez
de Castro, en que el Consejo de Regencia
les manifestaba la extrañeza que le había
causado que dichos ministros se reuniesen
en forma de Consejo, y les ordenaba que se
abstuviesen de hacerlo hasta que las Cortes
resolvieran lo conveniente; pero, aunque
el inquisidor Riesco se aprovechó de la oca
sión para hacer su panegírico y el de los de
más ministros del Santo Oficio, el presiden
te, interrumpiéndole, logró que los ánimos
no se enardecieran y que ese nuevo asunto
pasara á la comisión que conocía del ante
rior.
De suponerse es que ésta opinaba taim
bién, como Argüelles, que el restableci
miento de la Inquisición era asunto que debía
dejarse en suspenso, como lo estaba el mis*
mo tribunal en sus funciones; puesto q ue
transcurrió casi un año sin que presentara
su dictamen, y no lo hizo hasta el 22 de
abril de 1812, horas antes de que Riesco
pidiera á las Cortes que exigiesen á la comi
sión que diera cuenta de sus trabajos, mo
vido por un nuevo incidente, relacionado
con la libertad de imprenta, que había sido
tratado en sesión secreta del día 18.
El bibliotecario de las Cortes, D. Barto
lomé José Gallardo, había publicado, par 3
defenderlas de los cargos que les había he
cho el autor del Diccionario manual, su ce
lebre Diccionario crítico-burlesco, en q ue
trataba con demasiada ligereza y con no p°'
ca irreverencia puntos que se rozaban con
la religión, y como, por ello, en la referid 3
sesión secreta, los diputados más constitd'
cionalistas hubiesen mostrado indignación)
los del partido absolutista se aprovecharon
de ese estado de ánimo de la gran mayor 111
de la asamblea para proponer medidas radi'
cales contra la libertad de imprenta, llevan'
do, como dijimos, la palabra el inquisido 1
Riesco.
A la interpelación de éste contestó el s e '
cretario que, precisamente á las diez de I a
mañana del mismo día, la comisión non 1 '
brada un año antes para extender d¡ctam eI '
acerca del asunto de La Triple Alianza }
del restablecimiento de la Inquisición, hab ia
entregado á la secretaría el resultado de su®
trabajos. Dióse lectura inmediatamente ll
ese dictamen, redactado por Valiente á bof'
do del navio Asia: el dicho diputado y Pér^
eran de parecer que el Supremo Consejo d
la Inquisición fuese repuesto en el ejerció 0
de sus funciones bajo cierta taxativa ref e
rente á los negocios políticos, desaproband
la alocución adverbial por ahora, con
el obispo de Mallorca y Gutiérrez de
Huerta restringían el alcance de la mis 1113
resolución; Muñoz Torrero opinaba que S°
bre este asunto debía oírse la opinión de l° s
arzobispos y obispos de los países no oc 11