Full text: Año 1.1912=No. 10 (1912001000)

COSMOS 
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gre de Abel. Del fondo de sus sepulcros sa 
le una voz majestuosa y elocuente á pedir 
justicia á V. M. contra las violencias y aten 
tados de un tribunal incompatible con los 
derechos del hombre, y siendo la Inquisi 
ción por principio un establecimiento san 
guinario, me atrevo á decir que pide también 
su extinción la Santa Madre Iglesia. Porque 
si á David, aquel hombre formado según el 
corazón de Dios, no se le permitió la cons 
trucción del templo de Jerusalem por haber 
defendido con su espada al pueblo del Se 
ñor, ¿cómo ha de subsistir en la Iglesia la 
Inquisición que condena álos hombres álas 
llamas?” 
Y el discurso de Ruiz Padrón terminó así, 
patéticamente: “Señor, nada he pronuncia 
do delante de este Congreso, que no sea pú 
blico, no sólo á la nación, sino á toda la Eu 
ropa. Debo decir que he sido muy conteni 
do y moderado en la pintura que hice de es 
te odioso y horrible tribunal que desde su 
establecimiento en Castilla empezó á desen 
frenarse y excederse en golpes de arbitra 
riedad, crueldad y despotismo, como cons 
ta del breve del Santo Padre Sixto IV y de 
otros monumentos históricos que no necesi 
to reproducir. Defiéndanlo como quieran sus 
patrones y protectores, mas insultan desca 
radamente á la humanidad cuando nos lo 
pintan dulce, suave, compasivo, caritativo, 
ilustrado, justo, piadoso.... ¿Qué lenguaje 
es éste, Señor? Yo entro en los magníficos 
palacios de la Inquisición, me acerco á las 
puertas de bronce de sus horribles y hedion 
dos calabozos, tiro los pesados y ásperos ce 
rrojos, desciendo y me paro á media escale 
ra. Un aire fétido y corrompido entorpece 
mis sentidos, pensamientos lúgubres afligen 
mi espíritu, tristes y lamentables gritos des 
pedazan mi corazón.... Allí veo á un sacer 
dote del Señor padeciendo por una atroz ca 
lumnia en la mansión del crimen; aquí á un 
pobre anciano, ciudadano honrado y virtuo 
so, por una intriga doméstica; acullá á una 
infeliz joven, que acaso no tendría más de 
lito que su hermosura y su pudor.... Enmu 
dezco, porque un nudo en la garganta no me 
permite articular, porque la debilidad de mi 
pecho no me deja proseguir. Las generacio 
nes futuras se llenarán de espanto y de ad 
miración. La historia confirmará algún día 
lo que he dicho, descubrirá lo que oculto, 
publieará lo que callo. ¿Qué tarda, pues, 
V, M. en libertará la nación de un estable' 
cimiento tan monstruoso?.... ¡Basta!” 
Tales son los ecos, que al través de un 
abismo secular llegan hasta nosotros, de 
las poderosas vibraciones oratorias que de 
rribaron el edificio del tribunal de la Inqui 
sición, como antaño las broncíneas de las 
trompetas de Josué derribáronlas murallas 
de Jericó. No carecen, ciertamente, de inte 
rés histórico, porque quienes los pronuncia 
ron no carecían de elocuencia ni de ciencia, 
los discursos de los diputados serviles, ecle 
siásticos y laicos, que defendieron á la vie 
ja institución; más no sólo no creemos opor 
tuno reproducir fragmentos de estos discur- 
sino que hasta omitimos evocar los nom 
bres de los que ejecutaron esa labor in 
humana en el seno delas Cortes, porque te 
nemos la convicción de que esos nombres, 
abolidos en el transcurso de los tiempos, 
deben desaparecer ante los ojos déla huma 
nidad regenerada, disueltos en esa inmensa 
sombra del pasado que se llamó fanatismo- 
En la sesión del 5 de febrero quedó apro 
bado el decreto que abolía la Inquisición y 
establecía los tribunales protectores de la fe 
y en aquellos memorables debates sólo se 
distinguieron, entre los diputados america 
nos, el elocuente y erudito Mejía, diputado 
por Nueva Granada como ya hemos dicho, 
y D. Andrés de Jáuregui, diputado por la 
Habana, en la discusión de la primera de las 
proposiciones preliminares. Délos nuestros, 
calló desgraciadamente D. Miguel Ramos 
Arizpe; D. José Miguel Guridi y Alcocer, 
también sacerdote, liberal, ilustrado y elo 
cuente, se encontraba en México con licen 
cia que las Cortes le habían concedido desde 
el 3 de mayo de 1812, y sólo hablaron en la 
discusión de artículos de importancia secun 
daria D. José Miguel Gordoa y Barrios y D- 
Mariano Mendiola. 
A la hora de las votaciones, la actitud de 
los diputados mexicanos fué la siguiente: 
Votaron en favor de la primera proposición 
preliminar (La religión católica, apostólica) 
romana será protegida por leyes conforme 
ála Constitución): D. José María Couto (por
	        
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