Full text: Año 2.1913=No. 14 (1913001400)

LA CAÑERIA DE PAJAS 
121 
bre. No podía levantar los ojos, des 
de mi asiento, cuando comía, sin ver este 
idiota.... 
Avanzaron aún algunos pasos. Veinte 
metros los separarían de la casa, á lo 
más, cuando el padre se detuvo brusca 
mente. 
—Vamos, ¿quién anda por allí? 
Los hermanos también se detuvieron y 
escucharon. Uno de ellos murmuró: 
—Viene de la casa.... del lado de la 
pieza de costura 
Y otro exclamó: 
—Se diría que son sollozos.... y la 
madre está sola! 
De pronto sonó un grito terrible. Los 
cinco se lanzaron corriendo; un nuevo 
grito resonó; después, llamados de soco 
rros, desesperados. 
—Vamos allá, vamos allá,—profirióel 
mayor, que corría adelante. 
Y como fuera necesario hacer un ro 
deo para alcanzar la puerta, de un puñe 
tazo derribó una ventana y saltó á la re 
cámara de sus padres. La pieza vecina 
era la de costura, donde la madre Gous 
sot permanecía todo el día. 
-—Oh Dios, — gritó al verla tendida so 
bre el pavimento, con el rostro cubierto 
de sangre.—¡Papá, papá! 
—¿Qué? ¿dónde está ella?—rugió el 
v iejo Goussot que llegaba detrás.... 
—iAh!.. . .es posible!.. . .¿Qué te han 
hecho, madre? 
Ella se movió y, con el brazo extendi 
do, tartamudeó: 
— ¡Corred arriba!.... ¡por aquí!.... 
‘por aquí!.... Yo no tengo nada ... ara 
bos. . .. Pero corred pronto iha cogido el 
dinero! 
-—IHa cogido el dinero!,—vociferó el 
v iejo Goussot, volviéndose hacia la puer 
ta que su mujer le señálaba.... —iha co* 
S'do el dinero! ¡ladrón! 
Un tumulto de voces se levantaba en 
e ¡ extremo del corredor, por donde ve 
nían los otros tres hermanos. 
—¡Yo lo he visto! ¡yo lo he visto! 
—¡Yo también! ha subido la escalera.. 
—No, allá está; ya baja! 
Una carrera desenfrenada sacudía el 
Piso. Súbitamente, el viejo Goussot, 
hue subía al fin del corredor, vió á un 
hombre que intentaba abrir la puerta del 
Vestíbulo. Si lo conseguía, por allí ten 
dría la salida, la fuga á la plaza de la 
iglesia, y las cabecillas de la aldea. 
Sorprendido en esta labor, el hombre, 
estúpidamente, perdió la cabeza, se fué 
sobre el viejo Goussot, á quien hizo dar 
una vuelta; esquivó el encuentro del her 
mano mayor y, perseguido por los cua 
tro hijos, volvió al corredor, entró en la 
recámara de los padres, saltó por la ven 
tana derribada y desapareció. 
Los hijos se lanzaron en su persecu- 
sión á través de los yerbazales y los ora 
dos, que ya invadían las sombras de la 
noche. 
—¡Perdido, bandido,—masculló el vie 
jo Goussot.—No hay salida posible pa 
ra él; los muros son bastante altos.. .. 
Perdido! ¡canalla! 
Y como los dos cridos acababan de lle 
gar de la aldea, el viejo Goussot los pu 
so al corriente délo que pasaba y les dió 
sus fusiles. 
—Si este pillo hace solamente el me 
nor intento de aproximarse á la casa, 
agujérentela piel.... sin piedad! 
Les señaló sus puestos; se aseguró de 
que la reja grande, destinada al paso de 
las carretas estaba bien cerrada, y so 
lamente entonces se acordó de su mujer 
que tal vez necesitaba de sus auxilios. 
—Y bien, ¿madre? 
—¿Dónde está el ladrón? ¿qué, lo han 
cogido?, —preguntó ella inmediatamente. 
—Sí, ya deben tenerlo allá, los guar 
das. 
Esta noticia acabó de hacer que se cal 
mara, y una copita de rhum le dió fuer 
zas para extenderse sobre la cama, con 
la ayuda del viejo Goussot, y de contar 
cómo había pasado todo. 
.—No era largo de contarse. Había 
encendido el fuego en la sala y estaba 
haciendo calceta tranquilamente cerca de 
la ventana de su cuarto, esperando el 
regreso de los hombres, cuando creyó 
oír, en el cuarto de costura, un ligero re 
chinido. 
—Sin duda,—se dijo,—es la gata que 
yo habré dejado allí. 
Y fué allí con toda seguridad, quedan 
do estupefacta de ver que las dos puer 
tas del armario de la ropa, donde estaba 
el dinero, se hallaban abiertas. Avanzó 
entonces con desconfianza. Un hombre 
se ocultaba allí, con la espalda afuera.
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.