LA SANTA CRUZ
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Expongas, porque si lo haces desde ese
momento ya no reinará la nación judia,
sino los que adoran al Crucificado.*'
Los judíos juraron á la Emperatriz
que nada sabían de la Cruz, pero ante la
enérgica actitud de Elena, entregaron á
ludas, diciendo:
—Aquí está el que sabe.
Pero Judas objetó:
—¿Cómo puedo saber el lugar, puesto
que más de doscientos años han pasado?
Sin embargo, á los siete días consintió
en indicar el lugar en donde se hallaba
L Cruz.
Eran las ruinas de un templo, antaño
consagrado á Venus. Júdas oro y al ter
minar su oración, la tierra tembló repen
tinamente y se esparció en el ambiente
un perfume delicioso.
La Emperatriz Elena hizo destruir el
templo, y cuando fuera escombrado, Ju
das púsose á cavar con afán. A los vein
te pies de profundidad encontró, no sólo
una cruz escondida en la tierra, sino tres.
¿Cuál era, pues, la de Cristo?
Elena hizo colocar las tres cruces en
medio de la ciudad, y á la hora nona,
cuando pasaban por allí unos hombres
conduciendo el cadáver de un joven al
cementerio, detuvo el cortejo. Colocáron
se la primera y la segunda cruz sobre el
cuerpo del difunto, y éste no se movió;
pero cuando lo tocó la tercera el joven
resucitó. . .,
Al ver el prodigio Júdas se convirtió
y murió con el nombre de Ciríaco, obis
po de Jerusalem.
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Así fue la invención de la Santa Vera
Cruz.
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El Calvario.