Full text: Año 2.1913=No. 18 (1913001800)

LA RECOMPENSA .INACEPTABLE 
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la injusticia, como ningún empleado de 
ja de faltar á su deber clandestinamen 
te, ya sea empleado civil, militar ó po 
licía, cualquier queja aportada ante un 
superior, por un proceso manifiestamen 
te ilógico pero invariablemente justicie 
ro, porque todos allí delinquen, resulta 
en la cesantía y prisión del funcionario 
acusado; ¿para qué aportar un descargo 
de un cargo específico que puede desvir 
tuarse, cuando el acusado sabe que ha 
incurrido en más graves responsabilida 
des? 
Sobre todo, con alzar la voz un súbdi 
to inglés ó un ciudadano americano, y 
anunciar «acudiré á mi ministro», pali 
dece hasta un gobernador de Provincia 
en Rusia, y hasta en San Petersburgo 
se pone asunto al quejoso. 
El teniente palideció; Lucas se diri 
gió á la madre judáica, que permanecía 
arrodillada, le hizo señal para que se pu 
siera de pie, y obligándola á que lo pre 
cediera, señaló con la flauta hacia su ca 
sa enfentre, y dijo: 
—Venga usted conmigo, y olvide lo 
ocurrido. 
Y tuvo que repetir esta frase antes que 
ella lo comprendiera y lo obedeciera; el 
teniente estupefacto no acertaba á expli 
carse y callaba; los espectadores, gozan 
do al contemplar la derrota del corchete, 
saludaban á Lucas respetuosamente y 
despejaban el camino. 
Ya estaban para llegar al dintel de la 
Puerta, cuando el teniente, volviendo en 
Sl > y comprendiendo que después de to 
do, él obraba en virtud de una orden re 
gular y explícita, y que quizás se podría 
castigar su desobediencia, resolvió hacer 
u n último esfuerzo, pero con evidente 
desconfianza y timedez; al sacar la llave 
Lucas de su bolsillo é ir á insertarla en 
la cerradura de su puerta, el oficial, con 
la gorra en la mano, se acercó, tocóle 
respetuosamente en un hombro, y dijo 
como quien da una noticia más que co- 
uro quien anuncia una consigna^ 
'—Pero pasa que esta mujer está man 
dada arrestar. 
Lucas, como si tal cosa, hizo funcionar 
e l Havín, y cuando la mujer con el niño 
en brazos, estuvo puerta adentro, miró 
fijamente al teniente, y repuso: 
-—Tenga usted cuidado; recuerde que 
he yisto el atropello innecesario de esa 
infeliz madre que cargaba á su hijito. 
—Sea—agregó el oficial—pero el caso 
es que usted obstrucciona la justicia. 
—¡Ah, la justicia! Pero como usted pon 
ga un pie dentro de mi casa incurrirá us 
ted en violación del domicilio de un ex 
tranjero; usted podría arrestar á esa mu 
jer en su casa ó en la calle, pero no en 
mi morada. En todo caso, vuelva usted y 
asesórese con el Gobernador, con el de 
monio, haga lo que le dé la gana. 
—Usted no tiene derecho para arreba 
tarme la prisionera. 
—Y sin embargo, lo he hecho: arréste 
me á mí si se atreve; vamos, condúzca 
me al cuerpo de guardia. 
—Yo me limito á cumplir mi deber— 
dijo el esbirro, y oyó esta filípica: 
—Su deber, dice usted, y ha empezado 
por faltar á él poniendo las manos con 
violencia sobre la prisionera! Oiga usted: 
por última vez, le aconsejo que se queje 
al Gobernador, y le anuncio que me que 
jaré al ministro; yo no soy un ruso infeliz 
á quien se atropella impunemente: le repi 
to que usted no sabe con quién trata y que 
corre grave peligro al provocarme. Y sin 
dar tiempo á que el ‘otro contestara, se 
entró en su morada y cerró la puerta en 
las narices del teniente, policías y espec 
tadores. 
Pero el oficial tocó con la mano en la 
madera del portón, y Lucas abriéndolo 
se presentó severo, como dispuesto á oír 
lo que de nuevo se tuviera á bien comu 
nicarle. 
—Excelencia, ¿dígame al menos por 
qué y para qué se lleva usted esa mujer? 
¿qué diablo va á hacer con ella, dónde 
la mandará? 
—Hombre, pues yo no he pensado en 
nada de eso; para nada la quiero ni voy 
á mandarla á ningún lado; lo que sí quie 
ro es que usted no se la lleve brutalmen 
te, y de aquí á mañana pensaré lo que 
haré definitivamente. 
—¿Querría usted acompañarme al cuer 
po de guardia, para hacer constar que he 
tratado de cumplir la orden, ó me daría 
dos líneas escritas á ese efecto? 
—¿Yo? Ni lo sueñe, explique usted lo 
ocurrido á su manera, que yo lo haré co 
mo deba, y retírese, pues no vuelvo á 
abrir. 
Apartó al oficial con su brazo y entró
	        
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