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COSMOS
blado á causa de su peso, además, las
huellas del garfio que lleva consigo y
con ayuda del cual sube á la ventana se
distingue perfectamente sobre el hierro
del balcón, tales marcas acusan fechas
diferentes.
—Esa ventana está cerrada
—Pero se la abren!
— Decid quién, si tenéis la bondad...
—No quiero saberlo!
—Es indudablemente Natacha! estaba
seguro de que la quinta de las Islas te
nía su víbora! Si os dijera que no se
atreve á salir de su nido porque se sien
te vigilada, porque ninguno de sus actos
se nos escapa! Lo sabe, se lo han dicho.
La última vez que se atrevió á salir so
la, fué para ir á la Vieja Derevnia! Qué
iba á hacer en aquel infecto barrio? de
cid.... Volvió sobre sus pasos sin ha
ber visto á nadie, sin llamar á una sola
puerta, porque se percibió de que la se
guían! No puede verlos fuera y trata de
verlos dentro!
— No son sino uno, siempre el mismo.
—Estáis seguro?
—Las huellas sobre el muro y la ca
nal, no dejan lugar á duda sobre ello y
es el mismo garfio siempre, el eme sirve
para subir á la ventana.
—La miserable!
—Señor Koupriane, la señorita Nata-
cha parece ser la única que os preocupa
por completo!.... No he venido á ha
blaros de la señorita, he venido sola
mente á indicaros el camino seguido por
el que quiere matar al General
—Pero es ella quien le deja expedito
el camino!
—No diré que no
—Infame!.... Para qué introduciilo
en su casa.... por la noche!.... Creeis
acaso en una historia de amor?
—No estoy seguro de lo contrario....
*—Yo sí!.... Natacha no es una ena
morada!.... Natacha no tiene corazón!
Natacha no tiene sino cerebro! Y no se
necesita mucho tiempo, sabedlo, para
que un cerebro tocado por el nihilismo
sea capaz de todo!
Koupriane reflexionó un instante mien
tras que Rouletabille le contemplaba en
silencio.
—Pero estaremos frente á un caso de
nihilismo?.. ..—piosiguió Kouprione;—
todo cuanto acabáis de decirme no hace
sino afirmarme más en mi idea: es éste
un drama de familia.... puramente un
drama de familia.... sabéis que á la
muerte del General Natacha será inmen
samente rica?
—Lo sé,—respondió Rouletabille con
una voz que sonó singularmente en los
oídos del jefe de policía y que le hizo le
vantar la cabeza Rouletabille vol
vió la suya á otro lado.
—Qué tenéis?
—Yo?.... nada!—replicó elrepóiter,
ésta vez con el tono más firme—debo sin
embargo aseguraros esto: Nos encontra
mos verdaderamente ante el nihilismo.
—Qué es lo que os lo hace creer?
—Esto!
Rouletabille tendió á Koupriane el te
legrama que había recibido aquella mis- j
ma mañana.
—Oh, oh!—dijo el jefe de policía,—
estáis ya señalado, cuidáos!
—Nada tengo que temer puesto que
ya no me ocuparé de nada!.... Sí, te
nemos que habérnoslas con un revolu
cionario, pero á su modo!.. .. Semejante
manera de obrar no es la de uno de esos
jóvenes que el comité revolucionario
central arma de una bomba, que se sa
crifican de antemano!
—Hasta dónde llegan las huellas que
habéis descubierto?
—Hasta la pequeña villa de Kristows-
ky!
Koupriane dió un salto
—Qué está habitada por Boris? De
monio! estamos al cabo!.... Ahoracom" '
prendo todo! Boris! otro cerebro enfer
mo!.... Es su prometido.... si sigue
el partido de los revolucionarios, puede .
traerle algo gordo!
—Esa quinta,—dijo tranquilamente
Rouletabille,—la habita también Miguel
Korsakof.
—Es el más leal soldado del czar.
—Nunca está uno seguro de nada,— ¡
mi querido señor Koupriane!
—Ah! pero yo estoy seguro de un
hombre como ese!
—Nunca está uno seguro de los hom
bres, mi querido señor Koupriane!
—En todo caso, respondería que vo i o
estoy, cuando menos de las gentes que
empleo!
—Haríais mal.
—Qué queréis decir?