LITERATURA Y ARTE
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él respondía del trapiche con diez hom
bres que se le unieran, escogidos entre
los empleados y peones.
El Administrador, antiguo sargento
Que luchó en Melilla .
cuando la muerte de
Margallo, se
r eía de lo que
Pudieran hacer
los de C. M. y
aunque yo pro-
—Pues, yo digo lo que señor Anasta
sio, y con que nos dejen que lleguemos a
la loma de la Umbría yo y cuatro o cin
co muchachos, con los hijos del señor
Anastasio, ya puede venir el lépero del
barbero y ese C. M., que no van a tener
tierra pa correr.
Como pri-
j-mera pro
videncia se
quiso avi
sar al Pre
fecto, pero
había sido
cortado el
alambre
del teléfo
no y esto
acabó de
asustarnos.
y
3®.
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Sis»
■
¡•hré hacer-
le compren
der que el asun-
1° era más grave
de lo que él suponía,
110 tomaba en serio la
Atenaza.
Anastasio dijo que
j 1 y sus hijos harían
0 que yo dispusiera,
J Cristóbal, alargan-
0 el guarache hacia donde estaba senta
0 Anastasio, dijo con su vocejón de bajo
wñ
Le leí por teléfono la carta,.
Se hizo
un recuento
de las ar
mas que ha
bía en la hacienda y
contamos 27 Winches
ter, dos cajas de car
tuchos completas, y
una mediada, seis escopetas con abun
dante parque de caza y balines para los