EL ULTIMO COLERICO
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bó con la muerte del tío Torres, enterra
do por el maestro de escuela y el luez de
Paz.
Aquella noche, el maestro ayudado por
s u amigo y discípulo, hizo el ataúd que
hubía de encerrar los restos de su madre,
y Pocos días después moría aquélla y era
v elada y acompañada al panteón por to
do el pueblo.
El Ayuntamiento quiso dar una mues
tra de su estimación al maestro, y por
ln dicación del Alcalde se le concedió a
Perpetuidad un lote del nuevo panteón y
en él fue enterrada la madre de aquel
humilde maestro.
Los ascensos en su carrera le hicieron
abandonar pocos años después aquel pue
blo pero mientras vivió en la provincia
de Granada y hasta que emigró a Améri
ca en busca de más amplios horizontes,
que los que le ofrecía la modesta carrera
de maestro de escuela, visitaba anual
mente la tumba que había ganado para
su madre ejerciendo el oficio de enterra
dor de el último colérico.
M. L. S.
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