Full text: Año 2.1914=No. 23 (1914002300)

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COSMOS 
Ermolai retrocedió hasta su pabellón 
y se dirigió tranquila, normal y ostensi 
blemente, haciendo crugir la arena del 
sendero bajo sus firmes pasos llenos de 
naturalidad, hasta la galería: era un hom 
bre inteligente; comprendió y además te 
nía una sangre fría extraordinaria, la 
sangre fría de un importante intendente 
de campo. Con extrema tranquilidad su 
bió la escalera de la galería, pasó ante 
el salón, pronunció las palabras que de 
bía y subió al primer piso. Las sombras, 
a través de las ventanas, quedaron inmó 
viles de pronto y todos los rumores cesa 
ron; no volvió a oirse ruido sobre el pi 
so, ni un ligero ruido, y aquel súbito si 
lencio hizo que los dos médicos levanta 
ran la cabeza al techo, luego cruzáronse 
sus miradas: aquel cambio repentino en 
las cosas del piso superior era peligroso. 
Koupriane murmuró: 
— Torpes! 
El General y sus compañeros habían 
recibido el golpe; sólo el saber que se 
hallaban sobre una'mina pronta a explo 
tar, les había paralizado; felimente Er 
molai reapareció casi en seguida dicien 
do a los doctores con amable sonrisa de 
criado de buena casa: 
—Un minuto, caballeros, si no os es 
molesto.... 
Y esto, con tranquilidad, con naturali 
dad admirables. 
Volvió a su pabellón para dirigirse 
después a donde estaban Koupriane y 
Rouletabille, caminando sobre el pasto; 
Rouletabille, muy frío, muy dueño de sí, 
tan tranquilo como Koupriane estaba ner 
vioso e inquieto, decía al prefecto de po 
licía: 
—Es preciso obrar y pronto. Para mí, 
esos dos señores empiezan a sospechar 
alguna cosa.. . .Tenéis un plan? 
—He aquí lo que acaba de ocurrírseme, 
—dijo Koupriane,—haremos decender al 
General por la escalera de servicio ha 
ciéndole salir de la casa por la ventana 
del saloncito de Natacha con ayuda de 
una sábana. Luego, Matrena Petrovna 
vendrá a hablar con ellos mientras se ha 
ce lo que os he dicho, para distraerlos 
mientras el General se pone fuera de pe 
ligro; en seguida Matrena baja al jardín, 
y llama a mis hombres quienes los fusi 
larán desde lejos. 
—Y la casa salta y con ellos los ami 
gos del genera! 
—Que intenten ellos también escapar 
por la escalera de servicio y que sal 
ten al jardín detrás del General.. . hay 
que ensayar cualquier cosa! Y decir que 
tengo a esos bribones al alcance de mi 
revólver! 
—Vuestro plan no es de poner en prác 
tica sino en el caso de que la puerta del 
saloncito de Natacha, que da al salón, 
esté cerrada. 
—Está cerrada, la veo desde aquí ! 
—Y si la puerta del obrador, a donde 
da la escalerilla, está igualmente cerrada 
sobre el salón.... y eso no podéis verlo. 
—La puerta del obrador está abierta! 
—dijo Ermolai. 
Koupriane lanzó un juramento pero 
casi en seguida se repuso: 
—La generala, al bajar a hablarles, 
cerrará la puerta. 
—Imposible! — dijo el repórter;— su 
desconfianza se despertará más que nun 
ca!.... Dejadme obrar, tengo un plan. 
—Cuál? 
—No tengo el tiempo sino de ejecutar 
lo, no os lo puedo decir; los médicos han 
esperado demasiado.. .. Sólo que es pre 
ciso que suba a donde están todos; que 
Ermolai me acompañe como si fuera un 
familiar de la casa. 
—Subiré con vos! 
—En cuanto os vean sospecharán sien 
do vos el prefecto de policía. 
—Vamos! Desde el momento que vean 
que no tengo ningún inconveniente para 
presentarme a ellos, creerán que nada 
sé! Además, deben imaginarse que por 
lo que ha pasado tengo que estar aquí. 
—Hacéis mal. 
—Es mi deber, tengo que estar con el 
General hasta el último instante! 
Rouletabille alzó los hombros ante 
aquel peligroso heroísmo, pero no se de 
tuvo a discutir; era necesario que su 
plan se pusiera en práctica inmediata 
mente, o cinco minutos después no ha 
bría sino un montón de ruinas, de muer 
tos y heridos en la datcha de las Islas. 
Rouletabille sin embargo, permanecía 
admirablemente tranquilo. En principio, 
había admitido que iba a morir; la úni 
ca hipótesis de salvación que le queda 
ba, residía por completo en su sangre 
fría durante la acción y en la paciencia
	        
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