Full text: Año 2.1914=No. 23 (1914002300)

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COSMOS 
En 1907 se iba a pique en Jas rom 
pientes de Hood, en Holanda, el vapor 
Berlín, ahogándose 140 personas. Al año 
siguiente se perdía en el Bajo Podrido 
(Coruña) el vapor pesquero Unión, aho 
gándose toda la tripulación menos un 
grumete, y en el transcurso de Octubre 
se hundía en el antepuerto de Esmirnael 
vapor Stambul, pereciendo ahogados 145 
pasajeros. 
En 1910 naufraga entre Punta Arenas 
y Coronel (Argentina) el vapor Lima, 
que conducía 282 pasajeros, de los que 
se ahogaron muchos, y vuela el acoraza 
do francés Jena, con gran número de 
víctimas. El 17 de Enero de 1911, en 
aguas de Kiel, se va a pique el submari 
no alemán U. 3*-; el 25 de Septiembre, 
en Tolón, volaba el acorazado Liberté, 
ocasionando la pérdida de más de 300 
vidas. 
Sería interminable estarapidísimaenu- 
meración si tuviéramos que dar cuenta, 
no de todos, sino tan sólo de los más im 
portantes siniestros ocurridos, siendo de 
notar la relativa frecuencia con que tie 
nen que lamentarse terribles siniestros 
en los buques de las armadas; recorde 
mos el terrible hundimiento del acoraza 
do inglés Camperdown, a causa de una 
mala maniobra ordenada por el almiran 
te, en aguas de Levante, y el de Ja pro 
pia clase Serpcnt, en la costa del Ferrol, 
con pérdida de 300 vidas, y tantos otros 
de buques pertenecientes a distintas na 
cionalidades. 
No haremos ahora más que mencionar, 
de paso, el gran número de naufragios 
ocurridos en las regiones polares, todos 
ellos verdaderamente horribles, pero es 
taba reservado a nuestros días registrar 
la mayor catástrofe conocida: tal es la 
del Titánic, el buque de mayor tonelaje 
construido hasta el presente: 46,382, con 
cabida para 3,500 personas. 
Llevaba instaladasen su interior cuan 
tas comodidades podía exigir el más re 
finado confort: gimnasio, tennis, baños 
de vapor y eléctricos, piscina, café turco, 
café ruso, biblioteca de 30,000 vols., sa 
lones de baile; obra maestra, en una pa 
labra, de la arquitectura naval. Podía 
andar, con sus máquinas de triple ex 
pansión y de turbinas, 25,5 nudos por 
hora. Medía 291 metros de eslora por 30 
de manga, y 30,70 de puntal, desde la 
quilla al camarote del capitán. Estaba 
destinado a hacer el servicio de Sout- 
hampton a Nueva York, empleando para 
ello tan sólo 4 días y horas. 
Había salido de Southampton, para 
emprender su primer viaje, el día 10 de 
Abril de 1912 y llevaba a bordo 2,358 
personas. Eran las once y cuarenta de 
la noche del 14, domingo, y hallábase a 
300 millas de Terranova cuando chocó el 
Titánic con un iceberg de los que tanto 
abundan en aquel paraje, llamado por lo 
mismo «el cementerio del Océano.» 
En un principio no se dió importancia 
a lo ocurrido 3' los pasajeros creyeron 
que se trataba de un incidente sin con 
secuencias, tanto que hasta al cabo de 
diez minutos no dió orden el capitán 
Smith de pedir auxilio por la telegrafía 
sin hilos. Llamóse a ¡os pasajeros que 
dormían, pues había otros despiertos en 
el salón de recepciones, donde una músi 
ca tocaba alegres piezas; se proveyó de 
salvavidas a los hombres y se procedió 
al salvamento en los botes, comenzando 
por las mujeres y los niños, según lale3' 
del mar. Dos horas y veinticinco minu 
tos después del choque, hundióse en el 
mar la inmensa mole. Desgraciadamen 
te, con tanto lujo y tantas comodidades 
no llevaba el Titánic el número preciso 
de botes, de manera que sólo se pudieron 
salvar 723, o sea el 30 por too, perecien 
do 1,635 personas. 
La demanda de socorro enviada por la 
telegrafía sin hilos fué recibida por algu 
nos vapores que se hallaban a bastantes 
millas de distancia; los supervivientes 
fueron recogidos por el vapor Carpathia, 
que llegó al lugar de la catástrofe al ca 
bo de cuatro horas. Aunque es natural 
se produjura algún desorden, es innega 
ble se procedió, en general, con admira 
ble serenidad 3 T se cumplió la «ley del 
mar.» 
Cuéntanse detalles verdaderamen tema- 
cabros: de un puerto vecino salió un bar 
co cargado de ataúdes para el lugar del 
desastre; muchos de los náufragos, pro 
vistos de salvavidas, que lograron flotar, 
perecieron helados en muy pocas horas, 
pues la noche, clara y calmosa, sin una 
ola que rizara la nítida superficie del mar,, 
era intensamente fría. 
No parece que a pesar de los admira 
bles actos de sacrificio realizados se pro-
	        
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