Como una lluvia de oro
en fino tamiz cernida,
del origen de la vida
va derramando el tesoro;
nada, a su paso, incoloro
yace oculto en la penumbra;
es fuerza que nos alumbra,
es ardor que nos calienta,
y faro que nos sustenta
y antorcha que nos deslumbra.
En el éter bulliciosa,
salta, resbala, se agita,
ya rauda se precipita,
ya corre vertiginosa;
con sus pinceles de rosa,
traza risueños paisajes,
dibuja nubes de encajes,
y juega con las espumas,
y recorta densas brumas,
y pinta rojos celajes!
Es voluptuosa ondina
que se adormece en la playa,
y en las olas se desmaya,
y en las rocas se declina;
es del agua cristalina
el beso acariciador,
y, en eléctrico ardor,
que enlaza un ser a otro ser,
es rayo de rosicler
y es relámpago de amor!
Es fuerza que a todo alcanza,
es combustión permanente,
es el ósculo candente
que el cielo a la tierra lanza;
luz del necho es la esperanza;
luz del triunfo es la victoria;
luz de los pueblos la historia;
luz sacra, la religión;
luz la fe y la inspiración,
luz la fama y luz la gloria!
Luz es el rayo sublime
que en el genio centellea,
y es luz cuanto nos rodea
y luz cuanto nos redime;
en nuestra frente se imprime
y nuestra soberbia humilla;
es luz loque no mancilla,
lo que no es bajo y cobarde,
luz es todo lo que arde,
luz es todo lo que brilla!
■Jé-
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Luz, en fin, es la razón,
es el alma, es la conciencia,
es la noble inteligencia
y el honrado corazón!
Luz también es la ilusión;
luz la ardiente caridad;
luz bella, la libertad;
luz breve, la juventud;
luz divina, la virtud;
luz eterna, la verdad.
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Y esa inmensa maravilla
del aliento soberano,
y ese portentoso arcano,
mar de fuego sin orilla;
y esa corona que brilla
con resplandores fecundos,
es, tendida en los profundos
espacios, clara y sin velos,
¡la mirada de los cielos,
que hace palpitar los mundos!
Santiago M. Moreno.