io8
COSMOS
Mercedes.—De verte tan serio. Pare
ces un papá de casa de muñecas.
José María.—¡Pues mira que tú en
esa butaca! No te llegan los pies al suelo.
Mercedes.—Ni a
tí tampoco; y eso que
tienes un año más
que yo.
José María.—Pe
ro tú no sabes divi
dir.
Mercedes.—Pero
sé hacer calados de
vainica.
José María,—
¡Bah! Cosas de mu
jeres ....
Mercedes.—Sí,
de mujeres; mamáes
mujer y dice que no
sabe.
José María
¡Querrás tú saber
más que mamá!
Mercedes.—¡Qué
tonto eres!
f Pausa. En la chi
menea adonizan los
troncos, vistiéndose el
luto gris de las ceni
zas; suscítame chis
porroteos cada vez
más tenues. Merce
des y José María
contemplan el hogar,
y poco a poco van
durmiéndose como la
lumbre. La crepita
ción de un tronco que
cruje con estrépito les
despierta).
Mercedes. (Muy
astistada). ¿Has oí
do, José María?
José María.—Sí;
creo que es la lum
bre.
Mercedes.—Ten
go frío. Oye, ¿no te
da miedo estar aquí?
José María.—(Con
ra). A mí no.
Mercedes.—¿Vamos
guien?
n
m
Wt
■*>V,
¡1
Ra
*83
mi
V
,1
;
#■>
■m
su
_° r.:-
r ' ~
SÍ W' a ri¡M
■í •
voz no muy segu-
a buscar a al-
José María.—No, espérate; se ha apa
gado la luz del pasillo.
Mercedes.—¿Dónde estará Clarita?
¿Por qué no la llamamos para que nos
acueste?
José María,—To
dos están en el cuar
to de mamá.
Mercedes.—¿Ha
brán traído yá el ni
ño? Dijo papá que
esta noche sin falta
llegaba de París.
José María.—A
los niños no los traen
de París.
Mercedes.—¿Que
no?
José María.—
Esas son cosas que
os cuentan a las chi
quillas. Los trae el
médico.
Mercedes.—En
tonces no ha llega
do, porque yo he vis
to entrar al médico
y no traía nada. ¿ Te
alegras tú?
José María.—Yo,
sí.
Mercedes.—Será
una niña como yo.
José María.—Se
rá un niño.
Mercedes.—¡Ay,
no!
José María.—
¿Por qué?
Mercedes.—Por
que yo quiero una
hermanita que jue
gue conmigo, y no
un chicazo como tú,
que todo me lo qui
tas por fuerza y me
haces rabiar. Será
una niña.
José María.—Sí;
para que me acuse y
esté siempre lloran
do como tú, en cuanto uno te mira.
Mercedes.—¡Sí, mirar....! Es que
tú tienes muy mala costumbre: con eso
de jugar a los caballos y ser siempre el