Full text: Año 3.1914=No. 25 (1914002500)

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COSMOS 
graba por todas partes, para curarlo; en 
cuanto al muerto, permaneció tendido 
allí, bajo un mantel, esperando a la po 
licía.... los que cenaban, continuaron 
bebiendo en las otras mesas.... No es 
eso asiático?.... Por un lado la mujer 
desnuda.... por otro un cadáver...... 
y las alhajas y el champagne.... qué 
me decís de todo eso? 
Su Excelencia, el gran mariscal de 
la corte os espera, caballero! 
Rouletabille estrechó la mano de Ata- 
nasio Georgevitch que volvió a los za- 
kouskis y siguió al intérprete que le en 
treabría la puerta de un gabinete parti 
cular. El alto dignatario se hallaba allí 
y con esa cortesía llena de encanto, cu 
yo secreto poseen los rusos de la alta 
aristocracia más que ninguno otro, el 
mariscal dió a entender a Rouletabille 
que había caído en desgracia. 
—Habéis sido desprestigiado por Kou- 
priane, quien os hace responsable de to 
das las desgracias que ha sufrido en es 
te asunto. 
—El señor Koupriane tiene razón,— 
respondió Rouletabille,—y Su Majestad 
debe creerle puesto que es la verdad; pero 
no temáis nada por mí, señor mariscal, 
porque ya no estorbaré ni al señor Kou 
priane ni a nadie.... Voy a desapare 
cer! 
—Creo quo Koupriane se ha encarga 
do ya de visar vuestro pasaporte. . . . 
—Es demasiado bueno, se toma de 
masiadas molestias.... 
—En todo esto hay algo de vuestra 
culpa, señor Rouletabille.... Creíamos 
consideraros como un amigo.... y no 
habéis dejado, según parece, de prestar 
vuestro concurso a los revolucionarios, a 
nuestros enemigos.... 
—Quién ha dicho eso? 
—Koupriane!.... Era preciso haber 
nos ayudado a nosotros!. ... y no lo ha 
béis hecho. ... Y cuando no se está con 
nosotros, se está en contra de nosotros!... 
Comprendéis según creo?.... Es preci 
so! los terroristas han vuelto a los pro 
cedimientos de los nihilistas, que tan 
buenos resultados les dieran contra Ale 
jandro II. Si os dijera que han llegado a 
hacerse de cómplices hasta en el palacio 
imperial!.... 
—Sí, sí!—dijo Rouletabille, con una 
voz lejana como si ya estuviera desliga 
do por completo de las cosas de este 
mundo, ya sé que el czar Alejandro II 
encontró alguna vez dentro de su servi 
lleta una carta que no era otra cosa que 
su sentencia de muerte.. .. 
—Señor, ayer ha pasado en el castillo 
un acontecimiento que quizá es más es 
pantoso que esa carta encontrada por 
Alejandro II bajo su servilleta 
—Qué es pues?.... han descubierto 
algunas bombas? 
—No!.... Es algo más extraño e in 
creíble Los edredones, todos los 
edredones de la familia imperial han des 
aparecido aj'er por la mañana!.. . (His 
tórico) . 
—No! 
—Como os lo digo!. ... y ha sido im 
posible saber qué es lo que ha sucedido 
con ellos. . .. hasta por la noche en que 
se les ha vuelto a encontrar en su sitio 
en todas las recámaras. Nuevo misterio! 
—Vamos!.... y por dónde han pasa 
do? 
— Acaso se sabrá nunca?.... Sola 
mente se han encontrado dos plumas es 
ta mañana, en la alcoba de la empera 
triz, lo que hace creer que los edredones 
han pasado por ahí cuando menos.... 
Esas plumas, aquí están, tengo que en 
tregárselas a Koupriane. 
—Mostrádmelas. . . .—le rogó el repór 
ter. 
Rouletabille miró las plumas y se las 
devolvió al mariscal preguntándole: 
—Y qué es lo que deducís de esto? 
—Estamos de acuerdo todos en que 
hay que ver en ello una advertencia de 
los revolucionarios .... Desde el momen 
to en que han podido robar los edredo 
nes, veis que les será fácil robar.. .. 
—A la familia imperial?.... No, no 
creo que sea eso! 
—Entonces qué creeis que quiera de 
cir.... ? Qué pensáis? 
—Yo? nada!.... No sólo no pienso 
nada, sino que no quiero pensar nada... 
Decidme, señor mariscal, es de todo 
punto inútil, no es cierto? que antes de 
mi partida tratara de ver a Su Majes 
tad ? 
—Para qué, señor?.. .. Ahora ya lo 
sabemos todo!.... Esa Natacha, a la que 
habéis defendido contra Koupriane, es 
la única culpable.... La última tentati 
va suya, no puede, razonablemente, de-
	        
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