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Cuestión Mundial
The American Review of Reviews decía
nace pocos meses:
nua Uan< ^° es talle la gran guerra para la
<?iio P re P aran todas las Potencias, una de
a?’ ^evitablemente, se apoderará de los
hil mien tos petrolíferos de los pueblos dé-
f s , • • - No hay duda de que la Ley del más
miavíf testificará la ocupación de los yaci
dos» '° S mex ' canos Por los Estados Uni-
ii s ? ve P° r es ta revista, que tiene
v nm. rai í Clrc nlación en los Estados Unidos,
en h n°•' 0S órganos de la opinión pública
flir-tn umon Americana, en caso de uncon-
del nM 1U 'í C ^ ia *’ es ? a decretada la usurpación
sn nL- 0l 1° mexica no s l n tener en cuenta
somptia na l< í a ^’ re gión petrolífera sería
condnm^ - a L os E s .tádos Unidos o quizá al
tión rr var ¡as potencias. Esta cues-
cancillerías CUte d6Sde haCe Un añ ° en laS
muv 1 !^^ 0 ’ parece que todavía estamos
Uy lejos de estos acontecimientos.
El Presidente Wilson, en su discurso en
Mobila, ha dicho cuál será la actitud de su
gobierno durante el período de paz, muy
largo todavía, como esperamos que prece
derá a la gran guerra.
«Serán consideradas como sospechosas—
dijo—todas las concesiones hechas por cual
quier república americana a los europeos o
a los norteamericanos porque estos contra
tos disminuyen en cierto modo la sobera
nía de la nación que los otorga y pueden
conducirla a conflictos interiores y exterio
res .... La mayoría de las revoluciones en
la América latina han tenido por origen
concesiones de este género».
Mr. Wilson hace alusión, sin duda, al
proyecto abortado de un canal interoceáni
co por Nicaragua, a las concesiones que
tiene Lord Cowdray (Pearson) en México y
a las que negocia en estos momentos el mis
mo Lord Cowdray en Colombia.
Mr. Wilson agrega en su citado discurso:
«Los intereses extranjeros en la América la
tina no se deben considerar sino como una
sencilla inversión de fondos, sometida a las
leyes locales».
Y aquí tenemos a la doctrina de Monroe
extendida a las cuestiones económicas. Los
Estados Unidos, según su presidente, da
rán el ejemplo de su desinterés, pero hay
que dudar mucho de que los políticos y los
banqueros norteamericanos se adhieran a
la política altruista de su actual presidente.
El alemán Koebel y otros escritores han
sostenido que el desarrollo de los países de
América latina, sería más rápido y más
efectivo si sus habitantes contaran menos
con el espíritu de empresa de los extranje
ros y tuvieran más confianza en ellos mis
mos.
Más valiera, dicen, que sus grandes ri
quezas naturales quedaran latentes hasta
que ellos mismos estuvieran en estado de
explotarlas. Pero el resto del mundo, arras
trado a la lucha por la vida, ¿tendría pa
ciencia para esperar un siglo o más hasta
que la educación de las nuevas naciones se
hiciese por sí misma, por su instinto, a su
gusto y manera, sin la ayuda, sin la ener-