Full text: Año 3.1914=No. 26 (1914002600)

LITERATURA Y ARTE 
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En pocos días se arregló el volumino 
so equipaje formado en su mayoría con 
las chácharas compradas en el zoco de 
Tetuán, y salimos para Santander donde 
debíamos tomar el vapor de la Compa 
ñía Trasatlántica Española. 
En Madrid nos detuvimos una semana 
y tuve ocasión de hablar con nuestro 
amigo D. Manuel S. Cuesta, activo y 
simpático periodista, que me presentó a 
varios políticos influyentes de la situa 
ción, con los que hablamos de México y 
cuyos errores y falta de tacto no quiero 
tratar por ahora. 
En la Habana dejé a las Rosas con 
y salen cada día. En el aserradero, en 
el trapiche y en la casa de la hacienda, 
no pasa un día sin que suenen las corne 
tas de la tropa, y aunque afortunada 
mente los rebeldes no han atacado hasta 
ahora ninguna de las dependencias de la 
hacienda, en los mismos linderos se han 
tiroteado varias veces con los rurales y 
las tropas del Gobierno. 
El célebre Moisés, que según tengo 
entendido anda por el estado de Morelos 
con los zapatistas, me escribió hace tiem 
po asegurándome que no será atacada 
esta casa gracias a su influencia con los 
hermanos Zapata. Su pobre mujer sigue 
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Habana, Cuba,—Palacio Presidencial. 
José y hace un mes que llegué a este 
rancho tan alegre hace dos años y hoy 
solitario y tristón, como es natural, des 
pués de tres años de lucha y miserias. 
En verdad yo no he tenido que lamen- 
tur atropellos ni de los revolucionarios 
ui de las tropas federales, pero el estado 
de inseguridad en que está el cantón, ha 
hecho emigrar a la mayoría de los peones 
y los campos están abandonados. Los 
ruuestros del trapiche no quisieron reno 
var sus contratos y se fueron al terminar 
la última zafra. 
Esto parece más que una hacienda un 
tortín. Destacamentos de rurales llegan 
aquí y no creo que tenga la menor noticia 
del paradero de su marido. En la casa 
del molino vive con lo que gana cosien 
do para las pocas familias que quedan 
aquí y cuidando la escuela y la ermita. 
Esto es un desierto. A la escuela asis 
ten muy pocos alumnos, como es natural, 
pero el P. Rafael no deja un día de acu 
dir a las clases y todavía en las tardes lo 
veo, rodeado de los mayorcitos,bajar a la 
vega a dar un paseo, mientras les expli 
ca sobre el terreno los cultivos modernos, 
la manera de curar ciertas enfermedades 
de las plantas, ingertar, podar, etc. 
Cuando alguna vez en estos paseos se
	        
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