Full text: Año 3.1914=No. 27 (1914002700)

LITERATURA Y ARTE 
307 
loca por él; pero me gustaba de veras; no hacía la cor 
te como los otros, parecía algo descuidado, un sí es no 
es desdeñoso, no andaba siempre tras de mí y cuando 
nos encontrábamos en alguna parte, se apresuraba a 
hacerme saber que había sido por casualidad, que él 
no me buscaba, que se felicitaba de aquel encuentro, 
meramente casual, y es que le diferenciaba de todos 
mis enamorados, me había hecho que le fuera tomando 
cariño. Luego, pasan días y semanas y meses, y nada 
de declararse, por más que las ocasiones no faltaban, 
como que yo las preparaba, y él, sin decir esta boca es 
mía, comiéndome con los ojos pero nada más. 
Y no era cobardía, no; ya te he contado una que 
otra audacia suya, y aún creo que tú presenciaste al" 
guna. Cada día, la cosa tomaba incremento, las mira - 
das eran más intensas, los apretones de manos más 
fuertes y más frecuentes; me seguía de cuando en 
cuando. Y de aquello, nada. 
A poco más, llegó a enamorarme de verdad. 
Creí que no se iba a declarar nunca, que aun en 
aquello quería diferenciarse de los vulgares amantes 
que ponen prólogo a sus insípidas novelas, mascullan 
do un discurso mal forjado ante la señora de sus pen 
samientos. 
No me desagradaba la idea, por más que siempre 
pensé que llegaría la vez en que me dijera, así en se 
co, sin más ni más: «la quiero a usted, mucho, como 
me quiere usted, que bien sé que ya he conquistado su 
cariño». 
Todas las noches, al acostarme, me forjaba la es 
cena, del principio al fin, una escena enteramente ori 
ginal, sin asomo de parecido con lo que me habían 
contado de sus aventurillas de amor todas mis amigas 
Y todas mis compañeras. Y, rezando mis oraciones, 
pensaba en ella, y con la cabeza sobre la almohada 
seguía mi dulce tarea imaginativa hasta que el sueño 
completaba la obra. 
Y luego, la noche fatal, mi noche triste, bailamos 
'a primera pieza y hablamos del tiempo; la segunda y 
hablamos de los noviazgos que entretejían sus mallas 
al amor de la música; en la tercera, me hizo tres o cua 
tro preguntas que me dieron frío—en ellas asomaba 
la oreja una horrible vulgaridad:—que si tenía novio, 
Que si había tenido alguno, que si había querido mu 
cho, en fin, eso que nos han preguntado tantas veces 
todos cuantos han querido abrirse camino hacia nues 
tro corazón. 
Tocaron por fin el décimo vals, y aprovechando 
u n momento en que no había parejas muy próximas, 
empezó: «Señorita (aquel señorita me hizo extremecer) 
hace mucho tiempo que yo quería decirle.... algo 
que.... que usted podrá imaginarse». Empezaba mal, 
Pero podría componerse. 
Y siguió: «desde el primer momento en que....» y 
terminó pidiéndome que le dispensara si sus palabras 
¿ri 
£3 
m 
mm 
3£&£*mr.l¿;
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.