LITERATURA Y ARTE
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ba, fueron elevándose hacia el cielo azul
del que eran imagen y en cuya extensión
se perdieron... ¿quién puede saber has
ta dónde llegarían?
El escorpión llevó su presa bajo un pe-
drusco y púsose a comer con avidez; en
tretenido en esta agradable ocupación, no
advirtió el tumulto del vecino hormigue
ro, en el cual renovábanse las escenas de
alarma y trajín ya descritas;
Pero tal vez estas pobres fugi
tivas recibieron el aviso dema
siado tarde, o lo que es más
Probable, las barrenderas por
ja celeridad de su marcha, no
'es dieron tiempo de ponerse
en salvo; el caso es que todo
era confusión a la entrada de
ja vivienda, y todavía no aca
baba de salir ni la mitad de
sus habitantes, cuando apa
reció la descubierta: ocho o
diez soldadas, que sin vacilar
un segundo, con el arrojo que
las caracteriza, rompieron por
j-ntre la compacta multitud,
dirigiéndose, sin dejar de com
batir, hacia la boca del hor.
ruiguero que se proponían sa
quear.
Sus defensores, indignados,
anzáronse en masa sobreellas,
y lo hubieran pasado mal a no
uaber llegado en esos instan-
les el grueso del ejército. La
vanguardia de la columna in
vasora, con disciplina y rapi-
ez admirables, desplegóse en
alange como un abanico, y en
este orden de batalla, se arro
jó sobre el enemigo con el ím-
Petu y ] a velocidad del rayo.
Sólo la pluma de Huber, lla
mado «el Homero de las hor-
^’gas», podría referir digna
mente la heróica resistencia de
us invadidos, defendiendo vi-
as y haciendas contra sus fe-
°ces adversarios! mas
ay! ^ue tanto valor fué inútil ante la
Superioridad de las asaltantes! Los de-
ensores del hormiguero, en un abrir y
ferrar de ojos, fueron envueltos y des
batados; a ningún prisionero se dio
cuartel y la ciudad fué entregada al pi
llaje. (1)
Entretanto ¿qué era de nuestro hé
roe? Después de haber llenado el estó
mago, comprendiendo que el hueco don
de se había guarecido no ofrecía seguri
dad alguna para pasar el día y descan
sar a causa de ser poco profundo, lo
abandonó con el fin de buscar mejor re
fugio; y esto fué hecho muy oportuna -
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Alacranes besándose. Viaje de bodas. Entrando ala
guarida nupcial.
mente, pues apenas acababa de salir pe-
[1] Los detalles que en estas páginas con signo
sobre el modo de combatir de las soldadas, han
sido observados por mí, con mis propios ojo s. Si
no tuvieran el mérito de la verdad ¿cuál ten
drían?