Y entre mágicas volutas del incienso que flamea,
Arrogante y majestuoso se revuelve y undulea
De Isabel y de Fernando el invicto pabellón.
¿Cuyas son las carabelas que a Neptuno desafiando
Crgullosas y altaneras sus dominios van surcando
} crugientes se deslizan de lo ignoto a la región?
^Quién el hada protectora' 1 ¿Cúyo el genio que las guía?
^Quién ha escrito en los espacios la sublime sinfonía
De los mundos habitados? ¿Quién formó la trilogía?
De la tierra castellana, de Isabel y de Colón?
. Por los vientos empujadas las endebles carabelas,
De sus gavias y juanetes los amarres y las telas
grujen, gimen al avance de la ronca tempestad.
^ Pasada la tormenta, de sus furias al espanto.
e los hombres en las almas desalientos y quebranto
Van cundiendo, y amenazan de Colón la voluntad.
Pero el hálito divino que tan sólo al genio alcanza
uvq súplicas, promesas, prestó alientos y esperanza,
rp °s pechos de entusiasmo nuevamente hizo latir.
/ I, as ^°s riesgos y las luchas de una larga travesía,
fierra!—grita emocionado desde el mástil el vigía,
la América aparece a la luz del nuevo día
orno Venus Afrodita de las ondas al surgir.
'Salve, América, perfume de los campos siderales!
surgir esplendorosa, tus efluvios virginales
'ueron premio y esperanza de la triste humanidad.
alve, reina de Castilla! Por tu espíritu fecundo
p e abatieron las barreras de los mares, y otro mundo
Ue la aurora refulgente de progreso y libertad.
Salve, España, madre augusta de los pueblos neo-latinos!
1 tus luchas centenarias, ni los recios torbellinos
p an menguado tu grandeza ni han rendido tu valor,
uerte y firme en el combate, triunfadora si vencida,
tu sangre generosa alentaste y diste vida
*a América que guarda, en sus venas escondidas
a divina y sacra lumbre de la Patria y del honor.
p A tus sueños de aventuras no bastaron tus galeras;
Y° r tus hechos inmortales se ensancharon tus fronteras,
y ^tendiéronse tus glorias por la tierra y por el mar.
p Sl tuerte la injusticia te ha robado la victoria,
p°s ejemplos has grabado en el libro de la Historia
e bagunto y de Numancia, de Gerona y Trafalgar.
p Para el héroe, las coronas. Para el hombre, los cantares.
ar a el Genio que arrancando sus secretos a los mares
ç a v 'da diera un mundo, sólo es digno el corazón.
I¿ n te el ponto la epopeya al rugir las tempestades;
y mine nla los astros con sus dulces claridades,
P en los pechos mexicanos, a través de las edades,
memoria viva siempre de la España y de Colón.
Orizaba, a n de Octubre de 1913.