actualidades
ÜV OPINION DE LO? DEMÁ?
LA CARAVANA PASA...
Los hombres privilegiados
Lon el pretexto 'de una inyección de
sangre nueva al f.ciamo, el señor Mussolini
Sln mayores razones, lia licenciado a unos
'llantos ministros y se a asignado, a sí
mismo, en la reorganización del gabinete,
hasta cuatro carteras.
f-d caso, con ser extraordinario, no es
íiuevo. Todos saben que el señor Mussoli-
i'i tiene, en su despacho firmadas en blan-
co , las renuncias de todos los altos fun
cionarios del fascismo. Y cuando menos
lo Piensa nadie, resulta un funcionario “re
nunciado’’. Tal fue el caso ocurrido hace
ires años, de un ministro de instrucción
Publica que intervenía en una ceremonia
oficial al mismo tiempo que los diarios
anunciaban que el Duce había aceptado su
renuncia y nombrado su reemplazo. Desde
luego, el ministro en cuestión nada sabía
de su “renuncia”...
Periódicamente, el Duce hace esta re
moción de cargos, cuando nadie, ni los mis
mos afectados por los cambios, pueden sos-
Pecharoi. Cualquiera razón se alega para
rerifica r estas mutaciones. Pero, en el fon-
‘ °. es que algún funcionario o ministro ha
ogrado destacarse de la masa anónima, por
su talento en el desempeño de sus funcio-
Pee, despertando los celos del señor Mus-
solinij empeñado en eliminar posibles suce
sores. Tal es el caso de Roberto Farina-
tc L uno de los más claros talentos del fas-
mamo, ex-secretario del partido; de Augus-
10 Turatti, de Giuseppe Bottai, hombre jo-
ven > de probada fé y capacidad, elemento
de los más preparados del fascismo, de
Dino Grandi — a quien la colonia italiana
en Nueva York ahorcara en efigie, — de
Giuratti, de tantísimos más...
Y es que Mussolini, además de celoso,
es desconfiado. El no puede consentir que
los hombres a quienes confía funciones
públicas puedan hacerle sombra. Y esta
es la razón de los cambios continuos. Y
esa es la razón, también, por la que, con
el pretexto de incorporar nuevas fuerzas
en las altas funciones del régimen, las de
signaciones de funcionarios recaigan, cada
\ ez mas acentuadamente, entre elementos
d.e adhesión incondicional tan incondicio
nal que s<j confunde, casi, con el serví-
lismo.
Ya estará satisfecho el Jefe de las Ca
misas Negras. Ahora, además de Caporal
de las milicias fascistas, Duce del Gobier
no, Presidente del Consejo de Ministros y
mil otros títulos más, es cuatro veces mi
nistro. 'No es mucho. Ya en anterior oca
sión llegó a desempeñar hasta siete car
teras .
¡Inyección de sangre nueva al fascismo!
¡Orientación del régimen hacia el campo
de los intelectuales! Si, si; ya sabemos lo
que esto significa. Y lo debe de saber,
también, Italo Ralbo, Ministro de Aviación,
cuadrunviro de la marcha sobre Roma, cu
yo creciente prestigio empieza a mortifi
car al Duce.
Dentro de poco veremos a Mussolini, otra
vez, con la cartera del aire. Ojalá que
Balbo pueda tener la fortuna del señor
Grandi y consiga una deportación dorada
y amable en cualquiera embajada...
Raoul de Merville.
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