ACTUALIDADES
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cuerdo evoco Constantemente sin sabor poi
qué?
Si, y que fué, á su vez, un gran mú
sico.
—Y sus descendientes, por atavismo,
¿sienten esa influencia musical?
Así es; existe en la tribu un cantor
famoso por sus melodías nativas, llama
do Ñaupa Ta-kiy, hombre raro, taciturno, pe
ro de mucho corazón...
La tarde declinaba, y los viajeros presin
tieron el fin del viaje.
Pocas horas después se instalaban en
el humilde hotel del distanciado poblado,
donde se destacaba la generosa hospitali
dad de tierra adentro. Aquella noche los
viajeros descansaron las fatigas -del largo
viaje. Al amanecer del día siguiente, par
tirían de nuevo en cabalgaduras para re
correr los valles y montañas, donde la Na
turaleza exuberante y pródiga ha derrama
do sus maravillas.
Paseando y cabalgando todo el día, así
les sorprendió la noche, en un valle her
moso y florido, en la falda de una mon
taña, donde los últimos descendientes de
una tribu, noble y valerosa, ha instalado
sus campamentos que la civilización ale
ja paulatinamente.
Como buscando protección cu las lade
ra; de la montaña, I03 indios han tenido
sus tolderías en forma de herradura, en
cuyo centro se eleva una más majestuosa
que ostenta un pendón de diversos colori
dos. En olla se alberga el cacique, y hasta
él fueron conducidos Clarisa y Roberto
per un indio que sallóles al encuentro.
El cacique contempló largo rato, prime
ramente a Clarisa, luego a .Roberto, y como
el examen lo satisfaciera, dispuso que se les
albergara como amigos, y que esa noche, a
la luz de la luna que se insinuaba, se rea
lizaba una fiesta en honor de los blan
cos .
V •
Clarisa miró a su hermano, y exclamó;
—Roberto, tú sabes que esa fiesta la he
presenciado ya en sueños. Su música la
he escuchado; tú me dirás si es tal como
te la he deecrlpto.
—Accediendo a tu pedido, es que no he
tenido inconveniente en acompañarte para
que tú mismo puedas estudiar la música
nativa.
—Estoy deseosa por oír un "yaraví”. Di
cen que la “quena" es el instrumento más
evocador del sentimiento del alma huma
na y que su canto son quejas melódicas.
Hay en ellos, en esos cantos de quena, me
lucías del alma atávica que se remonta
a los tiempos más antiguos de nuestra his
toria.
—Su música es triste y cadenciosa, de
rilmo religioso, misteriosa; parece una
transmisión de melodías ultraterrestres.
—Si; y la simplicidad de sus ritmos en
grandece -la melodía y hace que perdure.
Tengo entendido que los rapsodas se
encargaron de difundir de generaración es
tos cánticos indígenas.
Interrumpiendo este diálogo, se acercó a
ellos otro indio. La atención de los viaje
ros se i jó en este último. "Ñaupa Takiy”,
había -dicho el cacique, en tanto el indio,
humilde y tímido, contemplaba, absorto, la
belleza ¡fie Clarisa. Sus ojos grandes, do
mirada triste, expresaban mucho. De pron
to, -como obedeciendo a un mandato, les
dijo:
—¿Queréis oír una canción indígena?
El indio hízoles una seña con una mano,
y se encaminó a un boBquecillo cercano.
( bn hilo de agua corria por allí, y la luna,
'jugueteando sobro las aguas, las acariciaba
con reflejos de plata. La'quietud era im
ponente. Ñaupa Takiy, después de un cor
to trecho, se detuvo en Un claro del bosque,
realizó unos signos extraños, mirando de
frente a la luna, y luego, tomando la “que
na”, púdose a tocar.
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GALLOS 229. — Telf. 33720