Full text: 1.1915=Nr. 1 (1915000101)

LeTUAB 
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El doctor Manuel Domínguez, con 
singular erudición y con la acerada 
lógica de su estilo, ha demostrado en 
sus lecciones de Derecho constitucio 
nal que el estado de sitio entre nos 
otros es represivo y no preventivo y 
•que no basta, durante él, la simple 
sospecha de que un ciudadano atenta 
■o atentó contra el orden para que se 
le arreste o confine sino prefiere ex 
patriarse. 
Más adelante ha de explicarnos el 
maestro como esa facultad del Ejecu 
tivo, pura en su fuente, ha podido de 
generar en el arbitrario poder de orde 
narse verbalmente a un ciudadano sos 
pechado que dentro de premioso térmi 
no abandone la patria por tiempo inde 
finido, tanto, como indefinida aparece 
en la práctica la inicua facultad cons 
titucional de decretar estados de sitios 
represivos o preventivos, por un día o 
por un siglo. 
Y habrá también de separar de un 
capítulo de su estudio luminoso esta 
sentencia de Aristóteles, que le sirve 
de epígrafe: La ley del Ostracismo es 
muy sabia y muy humana. Porque sabia 
y humana pudo ser en Grecia cuando 
por delitos políticos se azotaba al cul 
pado antes de sometérsele al último 
suplicio, pero en esta época es inhumana 
y cruel y entra en la categoria de los 
hechos que deshonran a la civilización. 
Y no como Aristóteles y sí como 
Víctor Hugo, el genio desterrado, que 
con Ovidio y Dante legó a la humani 
dad la poesía del destierro, más angus 
tiada y más profunda que la del amor 
mismo, debemos exclamar: 
IOh, no desterreis a nadie! ¡Oh, el 
destierro es impío! 
Armenio López Decoiid 
EL ÓRGANO 
En las naves del templo preñado de oraciones, 
•como algo que viniera de muy lejanos hilos 
el órgano solloza, y hay eu sus vibraciones 
tas supremas bondades de los cielos tranquilos. 
Serenamente triste yo me entrego ala calma 
de un éxtasis con algo de inmaterial e ignoto; 
éxtasis sacrosanto que inunda toda el alma 
de perfumes de incienso y blancuras de loto... 
En esas harmonías hay un algo sublime, 
hay un algo muy bueno, que depura y redime, 
que de placer no sabe ni comprende el dolor... 
Cómo el alma tendiendo sus alas milagrosas 
al iufinito espacio busca las deliciosas 
anunciadas bellezas de una vida mejor! 
LA AMADA MILAGROSA 
Hay un sol bendito que alegra y que encanta 
llenando las almas de luz de ilusión; 
primavera ríe, primavera canta 
y florecen rosas eu el corazón. 
Fué en un vago instante que eu una pradera 
se entregó a sus brazos el triste cantor; 
y hubo en mis veinte años y en la primavera 
un dulce poema de versos de amor.. 
Tú, flaco mendigo, que el peso te agobia 
de tus crueles años, que no tienes novia, 
ni un solo cariño que puedas gozar, 
haz como este lírico que, ebrio de quimera, 
se entregó a los brazos de la primavera, 
la fragante rubia que le supo amar! 
Gabuihi, Dumont
	        
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