LeTUAB
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El doctor Manuel Domínguez, con
singular erudición y con la acerada
lógica de su estilo, ha demostrado en
sus lecciones de Derecho constitucio
nal que el estado de sitio entre nos
otros es represivo y no preventivo y
•que no basta, durante él, la simple
sospecha de que un ciudadano atenta
■o atentó contra el orden para que se
le arreste o confine sino prefiere ex
patriarse.
Más adelante ha de explicarnos el
maestro como esa facultad del Ejecu
tivo, pura en su fuente, ha podido de
generar en el arbitrario poder de orde
narse verbalmente a un ciudadano sos
pechado que dentro de premioso térmi
no abandone la patria por tiempo inde
finido, tanto, como indefinida aparece
en la práctica la inicua facultad cons
titucional de decretar estados de sitios
represivos o preventivos, por un día o
por un siglo.
Y habrá también de separar de un
capítulo de su estudio luminoso esta
sentencia de Aristóteles, que le sirve
de epígrafe: La ley del Ostracismo es
muy sabia y muy humana. Porque sabia
y humana pudo ser en Grecia cuando
por delitos políticos se azotaba al cul
pado antes de sometérsele al último
suplicio, pero en esta época es inhumana
y cruel y entra en la categoria de los
hechos que deshonran a la civilización.
Y no como Aristóteles y sí como
Víctor Hugo, el genio desterrado, que
con Ovidio y Dante legó a la humani
dad la poesía del destierro, más angus
tiada y más profunda que la del amor
mismo, debemos exclamar:
IOh, no desterreis a nadie! ¡Oh, el
destierro es impío!
Armenio López Decoiid
EL ÓRGANO
En las naves del templo preñado de oraciones,
•como algo que viniera de muy lejanos hilos
el órgano solloza, y hay eu sus vibraciones
tas supremas bondades de los cielos tranquilos.
Serenamente triste yo me entrego ala calma
de un éxtasis con algo de inmaterial e ignoto;
éxtasis sacrosanto que inunda toda el alma
de perfumes de incienso y blancuras de loto...
En esas harmonías hay un algo sublime,
hay un algo muy bueno, que depura y redime,
que de placer no sabe ni comprende el dolor...
Cómo el alma tendiendo sus alas milagrosas
al iufinito espacio busca las deliciosas
anunciadas bellezas de una vida mejor!
LA AMADA MILAGROSA
Hay un sol bendito que alegra y que encanta
llenando las almas de luz de ilusión;
primavera ríe, primavera canta
y florecen rosas eu el corazón.
Fué en un vago instante que eu una pradera
se entregó a sus brazos el triste cantor;
y hubo en mis veinte años y en la primavera
un dulce poema de versos de amor..
Tú, flaco mendigo, que el peso te agobia
de tus crueles años, que no tienes novia,
ni un solo cariño que puedas gozar,
haz como este lírico que, ebrio de quimera,
se entregó a los brazos de la primavera,
la fragante rubia que le supo amar!
Gabuihi, Dumont