Full text: 1.1915=Nr. 2 (1915000102)

Letkas 
105 
LA VIDA DE NUESTRAS JÓVENES 
.. »Voy a tratar de dar una idea de 
la vida de nuestras jóvenes. Antes de 
que nazcan, ya las leyes las han despoja 
do. Ya se dá por supuesto que se las 
proveerá de un hombre que se case con 
ellas. El matrimonio es para ellas una 
manera de ganarse el pan, como para 
los jóvenes lo es el derecho o la mili 
cia, Se las educan para este fin es 
decir, mucho más para adquirir el di 
ploma que da acceso a esta carrera 
que para aprender a desempeñarla. Así 
crecen, sin verdaderos conocimientos, 
sin intereses serios llevando una exis- 
cia desocupada, llena de vanos goces. 
Se diría que los padres a consecuencia 
de una debilidad que la compasión pro 
duce, no se cansan nunca de procurar 
les estos placeres negativos, ni son ca 
paces de prepararlas para los graves 
destinos que han de corresponderles. 
Por lo menos lo pasarán bien y se di 
vertirán mientras vivan eri casa de sus 
padres. A menudo, en medio de todo 
esto sobreviene una pena del corazón, 
que se insinúa como se desliza un in 
cendio en el bosque y del cual no se 
apercibe uno con la brillante luz del 
estío. Entonces, se encuentran frente a 
este dilema: de un lado el partido que 
se presenta y del otro la carencia abso 
luta de recursos. La elección no es muy 
difícil de hacer. El cordón de seda es 
siempre mas honroso que la cuerda. 
Se casan, y ¿ahora vamos a esperar 
que las mejores de entre ellas desem 
peñen un papel más noble que aquel, 
para el cual los triunfos mundanos las 
han preparado? No, lo que hacen, sola 
mente, es sumirse en una noche deses 
perada de obscuridad e insignificancia. 
Hay un signo innegable de este fe 
nómeno; en adelante no se vuelve a 
saber más de estos seres, que otras 
veces eran designados por el nombre de 
«la hermosa fulana». Ni siquiera se las 
reconoce cuando se apercibe su ajada 
silueta, 
Los matrimonios de conveniencia, 
como se les llama, ofrecen más ga 
rantía de dicha recíproca de lo que se 
cree. No hay que despreciarlos. 
El «amor femenino» es el que debe- 
escoger. . . . 
Entre todas las condiciones imagina 
rias o reales que el hombre busca en 
la mujer que escoge, solo olvida una 
pequeña cosa bien insignificante, y este- 
es su «amor». 
Si, no obstante, se apercibe de que 
falta esa cosita, piensa: eso ya vendrá. 
Todos los hombres se creen Pygma- 
liones y se imaginan que podrán ani 
mar la estatua, cuando, por el contra 
rio, lo que ha de llegar es el tiempo 
en que necesariamente habrá que bajar 
del pedestal. 
El matrimonio no despierta el amor; 
es preciso, por el contrario, haber lle 
vado una gran provisión de él, para 
que dure. Un hombre, aunque no sea 
un marido tierno, puede ser un exce 
lente marido. Puede desempeñar su 
cometido con tanto ardor como con 
ciencia. Sus deberes tienen límites de 
terminados. 
Una mujer, por el contrario, debe 
ser tierna, si quiere ser buena esposa. 
La vocación de esposa no tiene seme 
jantes límites. Está compuesta de un 
conjunto de detalles imprecisos, di 
versos, sin nombre, invisibles como el 
rocío y que solo toman significación 
por las disposiciones de espíritu con 
que se cumplen. En esto, en el amor, 
está contenido el infinito. Sin el amor, 
estos detalles se convierten en un yu 
go, en un deber vulgar, que a cada 
momento busca su límite. 
Camila Collet
	        
© 2007 - | IAI SPK

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.