Letras
127
propenden a avasallar, como los que
gobiernan.
«Lejos, pues, de aceptar este abaja
miento de los quilates del gobierno, el
objeto de este trabajo es como puede
colegirse, tomar balance, por decirlo
así, de nuestra aptitud para el gobierno
en su forma única reconocida y que es
la que tenemos y necesitamos hacer
efectiva y conservar. Aún con las im
perfecciones de una práctica irregular,
hemos llegado a un grado de cultura, de
riqueza, de población que nos coloca en
la c.ategría de los pueblos más adelanta
dos de América. Con nuestro enormes
empréstitos, como los Estados Unidos
con la guerra de secesión, el mundo
empieza a fijarse que hay un rincón del
mapa mundi en que está escrita la pa
labra Republica Argentina y que esa
palabra representa grandes intereses.
«Nuestros antecedentes históricos jus
tificarán al estudiarlos y ponerlos a la
vista, la pretensión de contar entre los
pueblos que adelantan, siguiendo bue
nos principios y apartando de su cami
no obstáculos que la naturaleza o una
mala colonización traía preparados.
«He emitido juicios sobre incidentes
históricos de estos países que parecerán
aventurados cuando se aparten de la
versión recibida. A riesgo de repetir
los, emprendo en este segundo volumen
sométcrlos a prueba, presentando el ori
gen de donde emanaron, el espíritu
que le daba vida, acaso el viento del
desierto, el pampero que imprimió di
rección contraria a la nave que llevaba
los destinos del Virreinato,» (II, Intro
ducción).
De los apuntes para ese Vol. II, los
más tienen un simple valor documen
tário o se contraen a estudiar períodos
y sucesos especiales. Su orientación ge
neral es, sin embargo, fácil de inferir,
por cuanto aparece y se repite en to
das las páginas, desenvolviendo concep
tos que le son habituales.
Dos ideas básicas obsesionan a Sar
miento como explicación de todos los
. males que han pesado sobre la Améri
ca del Sud:
I o . la herencia española;
2 o . la mestización indígena.
Esas circunstacias étnicas se sumaron
para engendrar la raza gaucha, los «in
dígenas a caballo», cuyo símbolo es
«Facundo», elemento esencial de toda
la anarquía política y almácigo perem-
ne del caudillismo. La lucha de medio
siglo para organizar las nacionalidades
nuevas, la resume en esta frase, pinto
resca como suya: «hasta ahora sólo se
ha desponchado la América».
Durante medio siglo pregonó el úni
co remedio para obviar a los males de
las naciones sudamericanas: asimilar la
cultura y el trabajo de las naciones eu
ropeas más civilizadas, regenerando la
primitiva sangre hispano-indígena con
una abundante transfusión de sangre
nueva, de raza blanca: tal como la ha
bían anhelado Rivadavia, Echeverría y
Alberdi.
Los remedios sociales parecíanle dos:
I o . la educación pública;
2 o . la inmigración europea.
Por medio de la primera debía reno
varse la cultura de la población nacio
nal. sembrando orientaciones morales
y .disciplinando el carácter para la ac
ción; para ello urgía difundir el moder
no espíritu científico en reemplazo de
las supersticiones medioevales que fue
ron el eje de la cultura colonial. Nin
gún americano batalló más que él por
su lema: «educar al Soberano»; tradujo
y escribió manuales pedagógicos, sem
bró escuelas, difundió bibliotecas y tra
bajó para que afluyeran al país educa
cionistas norteamericanos y europeos:
poniendo los cimientos de nuevas ge
neraciones, cuyo primer fruto fué la del
80, con Ameghino, Ramos Mejía, Alva-
rez y otros muchos.
En este concepto, hizo tanto como
predicó: legislador y ejecutor de una
nueva cultura.
La regeneración de la raza argenti
na, por la sustitución progresiva de
nuevos elementos étnicos europeos al
meztizaje hispano-indígena, enardecía
su entusiasta optimismo. Ya en “Fa
cundo” había escrito: «el elemento prin-