LETRAS
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ORO NATIVO
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Alberdi
Es sabido que no todos los hombres de
pensamiento han contribuido por igual en
la labor incesante del espíritu humano.
Hay quienes tuvieron sólo la visión parcial
de las cosas; otros su percepción mas
completa. Estos cerebros que abarcan los
grandes aspectos de los hechos, los pe
netran, los organizan en un sentido de
terminado y trazan rumbos para el bien
de la humanidad, son escasos. Alberdi
fué uno de ellos. Pero no fué un pen
sador silencioso, sino un apóstol batalla
dor: el apóstol de la redención econó
mica, política y social de la América la
tina.
Ausente casi siempre de su país, su
tribuna no fué la prensa, sino el libro y
el folleto: tribuna de estudio y de en
señanza, y no de polémica estéril.
Sus reflexiones son sentencias de una
intensidad extraordinaria; desnudas casi de
los artificios del estilo, tienen una consis
tencia tal, que parece sentirse el peso
de las ideas. Y es que estas ideas no
vagan en la fantasía—tienen su raíz en
los hechos—los hechos por teatro Todo un
continente.
En su buhardilla de París o de Lon
dres, que "tenía muy pocos metros cuadra
dos, estaba ante él, en su integridad, el
mundo americano, sometido a un análisis
permanente.
Lo examinó en su origen, en su desa
rrollo y en su vida actual; y es difícil
saber qué rincón ha quedado» libre de es
te análisis, que ha removido tantas cosas.
Todos los intereses fundamentales de Amé
rica están allí tratados—a veces con pas
mosa concentración. Hay páginas que po
drían desarrollarse en un libro—párrafos
que son la síntesis de un capítulo. Pero
su pluma sigue, sigue, sin fatiga, ni des
canso, construyendo sus concepciones con
un engranaje de hierro. Y así como con
centra un libro en una página, repite a
veces con insistencia una misma idea en
distintas formas: no busca el efecto es
tético, sino la convicción, la enseñanza, la
verdad. Espíritu sério, poderoso y alti
vo, es no obstante bello, sin pretenderlo.
Pero cuán poco se le conoce ! Alberdi
como muchos nombres históricos, glorio
sos, es casi desconocido. Se venera su
nombre, pero se desconocen sus ideas,—
esto es, son desconocidas por aquellos a
quienes principalmente Alberdi se dirijió;
porque gran parte de su obra fué escri
ta, no solo para los escogidos, sino para
la multitud.
Es imposible en estas ligeras líneas dar
un reflejo siquiera del mundo de ideas
que contienen sus trabajos económicos y
políticos. Refiriéndonos tan sólo a estos
últimos, hay en sus obras postumas, li
bros que son a modo de testamento pa
ra la América libre: para la América con
aspiraciones a la libertad, pero incapaz
todavía de realizarla. Esa libertad tal co
rno Alberdi la entendió, la enseñó, la
practicó.
«Lo que es el ejército en lo militar,
dice, es el pueblo en el gobierno libre:
especie de ejército a su modo, en que
fada ciudadano es un soldado armado de