Full text: 2.1916=Nr. 2 (1916000202)

LETRAS 
101 
La mentira en la Historia 
“Arnicas Plato sol magis 
amica veritas ...” 
No voy a tratar tic errores históricos; 
Dios me libre de ello. Voy a hablar de 
la historia de lo que no ha sucedido, pe 
ro que pasa por historia que pudo su 
ceder; voy a tratar de mentirillas histó 
ricas y de fácil comprobación. ¿ Mentiras 
en la historia ? dirán algunos. ¿ Y pue 
de haberlas ? ¿ No es eso un verdadero 
contrasentido ? 
Lo es en realidad; pero sin embargo 
ellas existen y campean sin ningún escrú 
pulo por muchos libros de historia. ¡ E 
pur si muove !, como no dijo Galileo. 
¿ Qué es ta que hay de cierto, por 
ejemplo, en la famosa lucha de Leónidas 
y los trescientos espartanos en las Ter 
mopilas ? El episodio tal como se le re 
lata es conocido'; lo que no se conoce 
bien es si el hecho sucedió o no. En 
la introducción del «Viaje de Anachar- 
sis el joven» se puede aprender algo so 
bre esto. El abate Barthelemy, siguien 
do a Diodoro, prueba que en lugar de 
300 hombres eran 7.000 los que acompa 
ñaban a Leónidas; y serían 12.000 si se 
creyera a Pausanias. Leónidas no esta 
ba tan solo, pues, en las Termopilas. Re 
cuerdo aquí, de paso, que el poeta M:.- 
tre en su «Hi'storia de Be'.grano», com 
para a su biografiado: primero con Leó 
nidas, cuando en los desfiladeros monta 
ñosos de los esteros del Paraguay com 
batió con Cabanas en Tacuarí; y con 
Jenofonte después, cuando derrotado y 
maltrecho pudo salvar los restos de su 
expedición a raíz de un armisticio. 
Alfredo Maury, en la «Revista de Fi 
lología y Bibliografía», prueba que Cé 
sar no le dijo ni le pudo decir al pi 
loto que le conducía en medio de una 
tempestad: ¿ Quid times ? ¡ Cesarem ve- 
his ! (¿Por qué temes? ¡Tú Llevas a 
César !). 
Napoleón se reía de la ocurrencia. La 
verdad es que en un trifenio, en medio 
de una borrasca en que hasta el piloto 
se asusta, por más que fuera el Cesar, 
no se está para hacer frasecitas petu 
lantes. 
¿ Que Belisario, el gran general de Jus- 
tiniano, cayó en desgracia después de sus 
grandes hechos, que le sacaron los ojos 
y que pedía limosna en una isla del 
Egeo ? Mentirilla y de otro poeta tam 
bién, pero que no escribió historia sino 
sólo versos, de Tzetzes, de quien la to 
maron luego los historiadores, según lo 
demuestra Oriffet, y Fournier en «L’Es- 
prit dans l’Histoire». 
La historia de Porcia, mujer de Jumo 
Bruto e hija de Catón de Utica, que ob 
tuvo de su marido la confidencia de una 
conjuración para quitarle la vida a César 
y q ue lo denunció, y que luego de perder 
a su marido se dió ella misma muerte 
tragando' carbones encendidos, no es ni si 
quiera fantasía: es simplemente grotesco. 
Según Martial, Porcia se ahogó con ce 
nizas: esto siquiera cabe en lo posible. 
César Cantú, en el tomo 3", página 
284 y siguientes de su «Historia Univer 
sal», nos cuenta con lujo de detalles la 
toma de Alejandría por Amru, lugarte 
niente del califa Ornar, quien mandó que 
mar los libros de su biblioteca entre los 
4.000 baños de la ciudad, para calentar
	        
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