Full text: 2.1916=Nr. 3 (1916000203)

LETRAS 
la ¡dea de Bolívar, en suma: «nuestras 
epidermis difieren visiblemente»; «no se 
sabe a qué famil'a h m na pé fenecemos»; 
«esto trae un reato de mucha importan 
cia». Sarmenito comen'a les orígenes de 
nuestros pueblos. Bolíva-, reíiriéndose a 
las especiales cen.’i io .es étnicas de Amé 
rica y a las mis 1 janas influencias atá 
vicas y hereditarias, advertía: «erhando 
una ojeada sobre el pasado veremos cuál 
es la base de la República». «Fuerzas 
irresistibles han dirigido h marcha de nues 
tros sucesos ». 
Todo e! plan de Conflictos y armonías 
parece una glosa de las siguientes pala 
bras de Bolívar: 
«¿ Queréis descubrir les autores de los 
acontecimientos pasados y del orden a o _ 
tual ? — Consultad les anales de E paña, 
de América, de Venezuela; examinad las 
Leyes de Indias, el régimen de los anti 
guos mandatarios; la influencia de la ie- 
ligión y del dominio extranjero; obser 
vad los primeros actos del gobierno repu 
blicano; h ferocidad de núes 1 ros enemigos 
y el carácter nacional». — (Mensaje de 
1819). 
Ese fué el plan de Sarmiento, en sus 
Conflictos y armenias, con respecto a h 
América. 
Pero hay más: semejante fuá también, 
con respecto a Francia, el plain de Taime 
en sus Orígenes de la Francia contem- 
ooránea. 
Tal anticipo de porvenir ctnsiuye una 
de las facetas de ese diamante que nom 
bramos genio. Con Bolívar coincidieron, 
Taine, ignorando la coincidencia, y Sar 
miento, ¡a sabiendas. As : , el Libertador 
puede llamarse, por ese como por otros 
respectos, el Precursor. 
La analogía de las ideas de Sarmiento 
con -el Libertador se aducen aquí, sólo 
de paso, para probar que Bolívar fué uno 
de los factores que contribuyeron, en cier 
to modo, a formar el admirable espíritu 
de Sarmiento. No es ahora la ocasión de 
ahondar en ese punto, Pero terminad 
recordando que otra idea fundamental de 
Bolívar prohijó el grande hombre del Pla 
ta, aunque por una "flaqueza de viejo gas 
tado se presenta a si mismo o casi casi 
Ibl 
como generador de tal idea. Me refiero 
al Arbitraje. 
Creyendo, más de la cuenta, en la bar 
barle rlopl tense, o imaginando acaso que 
América ha perdido h conciencia de sí 
y que él podía arrancar impune las más 
claras páginas de la historia del Derecho 
público americano-, Sarmiento no vaci a en 
atribuirse la paternidad respecto a la idea 
de hacer del Arbitraje el Instrumento ju 
rídico obligatorio para dirimir diferencias 
internacionales. 
«Mace diez y seis años — escribe el 
6 de Septiembre de 1883 - hace diez 
y seis años, que habiendo sido Ministro 
Plenipotenciario en Chile, duran.c la ten 
tativa de reivindicación (por España) de 
Chinchas, en el Perú, en la época del 
Congreso Americano, y en Estados Uni 
dos durante la gue:ra de Méjico, pude vei 
la situación de los beligerantes, de donde 
nació la idea de buscar .garantías en tra 
tados permanentes de Arbitraje, no obs 
tante rechazar este medio la Inglaterra» 
(4). — (Conflictos, pág. 435). 
Para Sarmiento, pues, no existieron Con 
greso internacional de Panamá en 18.26, 
ni documentos de Bolívar, ni doctrina bo 
liviana del Arbitraje, según la cual debía 
(4Í Para subrayar su paternidad, aunque no la confiesa 
otundámente, agrega, 'dándose una nuporUncra que a 
uantos estamos cu el secreto nos hace souien . 
,, Solo los que ejercitamos como una herramienta las 
acuítate de observación, estudiando la marcha de los 
1,cosos o tic las ¡deas, sabemos cuanto material se pteide 
n estas adivinaciones, anticipaciones o coincidencia de 
stuciio y lie trabajo, sobre tierra poco agradecida por 
alta de previo cultivo». (Conflictos, pag 435). , 
Los trascritos son párrafos de una carta a Sr Anstp- 
mlo de Valle, donde se excusa de la sospecha de plagio 
ü™ al yanqui Oreenlougb Scott. Sarmiento negó cono- 
:er°la obra del yanqui. Sin embargo se vio constreñido 
1 -fcuando terminaba mi libro, llegóme por intermedio 
le The American, periódico muy sensato y de una doc- 
Hmí elevada, de Filadélfia, conocimiento del libro de 
, - Eben Oreenlougli Scott, titulado The developement 
,f 'constitucional libcrty in the engltsh colomes of America. 
The American, al dar cuenta del libro, lo presenta como 
n a revolución en las ideas, luciendo surgir la constitu- 
■ión norte-americana, no del traba|o mental de algunos 
lombres públicos de la independencia, sino que Eben 
Scott las lince venir desde los primeros tiempos de la 
-olonizacir ii, formuladas por Guillermo Penn y adoptadas 
-orno constitución del gobierno de Penstlvania...» etc , etc. 
■ (Conflictos, pág. 425). ... , 
Fue lo mismo que asento Sarmiento en Conflictos, sin 
•itar a Scott, atribuyéndose la idea. Fué por ello que lo 
icusaron en Buenos Aires de coincidencia sospechosa. 
Sarmiento, en 1883, negó conocer la obra. En 1884 con- 
esó ¡por fin!, lo trascrito-, cuando ya el público argen- 
iuo’había formado definitivamente su opinión. 
El caso de Bolívar es semejante al de Mr, Scott, aun- 
pie esta es la primera vez que se habla de ello. El que 
lace un cesto, hace un ciento.
	        
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