Full text: 2.1916=Nr. 5 (1916000205)

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LKTKAS- 
tu cabeza, verás la terrible realidad, y 
entonces te convencerás ele que el hom 
bre, a pesar de su grandeza, es jugue- 
del acaso, y comtempiarás con calma 
lo que hoy te impresiona hondamente. 
—Será como vos decís, maestro mío, 
dijo Arnaldo, y prosigió: 
Grandes y trascendentales son los su 
cesos que contemplamos. El tronar in 
cesante del cañón diríase que conmue 
ve el mundo entero. Los hombres em 
puñan el sable y el fusil, y hieren, y 
matan, y matan sin cesar, no sabiendo 
por qué. Según vos, todo esto es ló 
gico, inevitable. Para dar y recibir la 
muerte, el hombre que piensa en la sole 
dad, tiene horror. Qué de metamorfosis 
ha sufrido! ¡Es ahora instrumento ciego, 
animado de una fuerza infernal que 
aniquila lo que encuentra a su paso! 
Y esto se explica, más de una vez me 
lo habéis dicho: el cambio de la natu 
raleza y tendencia humanas se deben 
a las circunstancias actuales que obran 
sobre su psicología instable y le trans 
forman. Crimen de la guerra, dijo un 
pensador; y, en realidad, en mi con 
cepto, el más monstruoso de los crí 
menes. ¿Dónde están los socialistas que 
predican ideas de paz y de concordia? 
¿Qué valen las ideas si el martirio no 
las corona? Pillos, cobardes e inconse 
cuentes, han marchado a la guerra. 
Sólo Jaurés fué el Cristo del socialis 
mo. Francia tiene este orgullo que 
supera a todas sus victorias, - el de 
contar entre sus hijos a este mártir 
de la fraternidad. Al egoísmo, condi 
ción de selección, según vosotros, 
opongo el altruismo, la más sublime 
virtud que albergarse puede en pecho 
humano. Escribe, un eximio pensador: 
«La primera de las virtudes sociales 
es la abnegación, el sacrificio de uno 
misino a los demás. La vida sólo se 
desarrolla a condición de esparcirse y 
se enriquece entregándose. El que 
cifra su dicha en hacer dichosos, que 
se complace en aliviar infortunios, se 
aproxima a la felicidad verdadera, 
porque toma parte en las alegrías que 
él procura y goza de los placeres uni 
dos a la intención misma, en tanto 
que el goce del egoísta, adquirido por 
la privación o la desgracia del pró 
jimo. es anormal y precario, en con 
tradicción con la ley de la equidad». 
La selección se efectúa también pací 
ficamente, dando el fuerte la mano al 
caído y ayudándole a levantarse, en 
vez de abatirle. La evolución no nece 
sita ser siempre violenta. El odio no- 
puede ser eterno en el pecho del 
hombre. El odio no debe existir sino 
para el mal. La palabra extranjero 
desaparecerá de las lenguas del por 
venir, porque no habrá sino hermanos. 
«Sócrates ya presentía la fraternidad 
humana al proclamarse ciudadano del 
mundo, más todavía que ateniense o grie 
go.» Las fronteras se borrarán,y los hom 
bres vivirán en una perpetua frater 
nidad, en el mutuo respeto del derecho. 
La armonía es una de las más bellas 
expresiones de la lengua humana. La 
civilización, que según los sabios, es 
resultado de explosiones violentas, no- 
podría subsistir si el amor, el afecto 
mutuo no inspirasen a los hombres. El 
pronunciado contraste que ofrecen las- 
ciudades sería causa de disolución, si 
los reformatorios no existieran para 
las almas exraviadas; si la santa ca 
ridad no abriera sus brazos compasivos 
a los desvalidos, el equilibrio social 
desaparecería. Par más que la tole 
rancia sea el equilibrio de fuerzas 
antagónicas, al decir de un filósofo, el 
amor, la compasión hacia los débiles, 
es propio de espíritus cultivados. Has 
ta hoy el corazón permanece en el ol 
vido. Educad el sentimiento, aun más 
que la inteligencia. La razón salva, el 
sentimiento redime. El cerebro condu 
ce al éxito efímero. El corazón lleva 
a la sublimidad del martirio. Es nece 
sario rendir culto casi divino a los. 
grandes benefactores de la Humanidad, 
como predica un notable pensador con 
temporáneo. El libro vencerá a la es 
pada. Hasta hoy César. Alejandro, Na 
poleón reinan en la historia, pero no.
	        
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