Full text: 1.1916,9.Sept.=Nr. 5 (1916000105)

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García Jurado, que es un espíritu cultísimo, por la donosura 
1 c sus versos, entronca, con luz propia, en la Urica opalente, 
robusta y fecunda de la tierra de los poetas, o lo que equivale a 
e cir, la tierra de los altos y prominentes soñadores, que es el 
Ue 0 hermoso de la vieja y altiva tierra azteca. 
c Engalanamos las páginas de «Proteo» con los ocho sonetos 
,oV doctor García Jurado nos remitiera, y le presentamos a 
ectores con el ritual del verbo sonoro que corresponde a los 
P°etas verdaderos. 
El suicidio de Trigo 
r Un n °velista que fué muy discutido—pero que por la misma 
AJU no carecía de méritos—ha puesto fin a sus días, suici- 
candóse. 
labi N0S referimos a Feli P e Tri go. el autor de «Alma en los 
p ers S>> ’ “Ea bruta» y muchas otras obras que hicieron de su 
eap't* 1 ] 3 ^ 3 ^ Un rai ° en dec ' r y 1111 conceptuoso en lo que a 
P> ulo de pasiones sensualistas se refiere. 
'«ent- 610 ^ "° CS el instante oportuno para juzgarlo, sino la- 
g ra n ar , nia y muc ho su muerte, que la consideramos como una 
perdida para las letras hispano americanas. 
Libros recibidos 
br 0s tIan 1Iegado a nuestra mesa de redacción los siguientes li- 
G arc¡i 'í" 3 canci<5n tle la selva ». poema bucólico por Manuel 
ÍQ ra.s V Urad ° ; * Hu erco», cuentos por José Pedro Bellán y «An 
uos oc C ^' arro>> . poesías por Fernán Silva Valdés. De estas obras 
lle «ios UpareniOS 611 el P róximo número, pues por falta de espacio 
suprimido en el presente la sección «Bibliografía».
	        
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