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El desierto implacable con sus sombras aciagas;
como un árbol sagrado la cultura liecha tronchos;
la ciudad sorprendida al fulgor de las dagas
con la escolta del crimen embozado en los poncho ■
Precisaban la fusta, precisaban el freno
las pasiones sin nombre... el desorden insano...
y en las forjas quemantes el martillo sereno
que al caer repercute sobre el yunque, tirano
Tú sutjiste de pronto. Beluario sombrío
de los bárbaros golpes erijido en palanca ,
para ser el azote. ¡Cuando más hondo el río
más se empina y recorta la salvaje barranca.
Yo no sé que ignominia o grandeza tramontas
cuando cruzas-cometa de sangrientos elipsis-
si la barbarie domas cuando tu potro montas
como el corcel monstruoso del viejo apocalipsis-
Yo no sé si execrarte cuando afirmas los giiH°
o loar tu firmeza cuando muestras el puño,
cuando clavas la daga al testuz de caudillos
como dueño absoluto del honor del terruño.
Yo no sé si al oprobio te condena el P asad °.
o, te absuelve el futuro, cuando al paso extraiij
truena glorias nativas el cañón de Obligado
cual si hablase la patria con su lengua de ace
Alma enorme y sombría como vórtice humal *°
que la historia interroga sin que nadie respon >