20
Sonámbulo que triunfa en la urbe trepidante,
creyente que entre ateos conquista oro y amor,
frágil y fuerte alma, compleja y discordante
cuya expresión fué aroma, cadencia y resplandor.
Sus líricos joyeles formó con los colores
con que a su patria adornan el trópico y el sol,
y en el odre viejo de clásicos autores
reciente vino galo vertió con profusión.
El vaso de la lengua al recibir su vino
sus fibras ateridas y exagües distendió;
su viejo molde opaco volvióse cristalino
para expresar sus ritmos y gamas de ilusión.
y en los godos bronces de enfáticos sonidos
él puso mieles áticas con el sprit francés,
matices de la idea de tenue luz vestidos,
caricias, ironías y gotas de su hiel.
Ritmaban el desorden de su vida errante
las cuádrigas de estrofas en orden musical,
entre los aplausos de gloria fulgurante
pasó llevando ocultos su duelo y su cirial.
Bohemio a quien el ansia del arte lo depura
y que en el fango iergue intáctil su bondad,
y perspicaz demente de próvida locura,
monárquico que se hace de plebes aclamar.
Poliédrica expresión de múltiples edades,
huésped del castillo, de la Agora y del harén,
Su laúd de trovador tañeron los abades
con risas de Anacreonte y ayes de Yerlaine.