Full text: 1.1916,4.Nov.=Nr. 13 (1916000113)

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del corazón de aquel soñador que lloraba con el pesar ajeno 
y reía con el propio, podemos decir que Florencio, no cometió 
en su vida, más delito que el de ser despiadado consigo mismo 
para ser piadoso con los demás. 
¡Es muy difícil, sobrevivir a las torturas que depaupe 
ran, cuando se lian roto las armas para la conquista de la 
dicha!.. El objeto' de la vida, no es la muerte; es algo que se 
prolonga más allá de los dominios del Enigma: la paz del 
espíritu, vivir sin torturarse, desarmar el dolor, el implacable 
“alter ego” en el camino de la vida. El vivió de espaldas a ese 
anhelo de todos. Era tal, la magnanimidad de su alma, que 
más de una vez se habría arrancado el corazón, si él hubiera 
sido tributo necesario para redimir de un mal. Era un genio, 
pero era también un hombre. Tenía un concepto insólito de 
esa profesión tan poco común: ser hombre, sin abdicar al sen 
timiento que dignifica y da autoridad al verdadero sentido 
de la vida humana. Fué un hombre. Una cosa excepcional, en 
medio a un conjunto negro y abigarrado de egoísmos de per 
versidades y de apostasias. Fué un pájaro de luz, que el em 
prender su vuelo hacia la cumbre que le atraía con las gran 
des seducciones y los prestigios de las crestas bañadas! de sol, 
quedó prisionero de un ala, en las erizaciones de la selva tene 
brosa! Luchó hasta vencer y se elevó goteando sangre por la 
herida! Así, vivió treinta y tantos años y, en ese batallar aza 
roso, vió derrumbarse su más amado derecho: el derecha a la 
vida que es superior a todos los derechos de la inmortalidad 
y dé la gloria! 
S. Cabrera Martínez
	        
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