LA ILUSTRACIÓN jjí
de irreprochable distinción, como de unos
treinta años, algo maltratada en las puras
líneas de su bello rostro por un visible
sufrimiento oculto detrás de las más
amables sonrisas. Compañeras y compañe
ros de viaje, singularmente estos, pusieron
empeño insistente en estrechar su comuni
cación con ella, pero fuera de las palabras
de rúbrica sazonadas de complacencia son
riente, no fué posible que nadie consiguie
ra narraciones ni confidencias. Ni siquiera
se consiguió obligarla á tocar el piano á
pesar de tener en ello título de profesora,
según dijo respondiendo á ciertas pregun
tas sobre su pericia.
En los viajes por agua, como se esta
blece una familiar convivencia entre los
pasajeros, no solamente sube muchos gra
dos el termómetro de la confianza, sino
que al final del viaje se llega á saber con
inverosímil lujo de detalles la vida y mi
lagros de todo bicho viviente. Y es que,
naturalmente, en las comidas, en el baile,
en el juego y en los coloquios nocturnos
entablados por la juventud, más ó menos
enamorada, se da rienda suelta á las de
mandas de la curiosidad, se extrema el
placer de la maledicencia, por aquello de
que no es muy pecaminoso murmurar de
la gente poco conocida,, y cada uno délos
navegantes concluye por saber la biogra
fía, más ó menos auténtica de todos los
demás. Porque es de advertir, sobretodo
en estos viajes fluviales, que muchos de
los marinos, empleados y dependientes,
son conocidos de muchos pasajeros que
frecuentan la línea, y esto dá gran facili
dad á las informaciones.
La Guaraní, como llamaremos á la mis
teriosa viajera, de la que únicamente se
sabía ipie era paraguaya, se escapó á toda
investigación, y, cosa rara, á toda murmu
ración, en las huestes de su sexo, como
en la del contrario. No hubo nadie (pie
la llamara orgullosa, no obstante su ale
jamiento de los demás. No hubo tam
poco galán que maldijese de sus des
denes, acaso por envolverlos en una grata
cortesanía. Diríase que todos se habían
Puesto de acuerdo para respetarla sagra
damente. ¿Seria el respeto que inspira el
sufrimiento que llevaba marcado en su
( Continuará)
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POUSIA DE LA CAPITAL